Una de las leyes de caza más permisivas de Estados Unidos entrará en vigor el sábado y permitirá a niños menores de 10 años llevar sus propias armas en los bosques del estado de Wisconsin.
La nueva ley fue firmada el fin de semana pasado por el gobernador republicano Scott Walker, y toma vigencia casi dos semanas después de que un tiroteo masivo en un servicio religioso dominical en Texas reavivara el debate sobre la violencia armada en el país.
Docenas de estados no impiden que niños pequeños cacen con supervisión adulta, pero la mayoría limita la cacería de animales grandes -como un venado o un oso- a los mayores de 12 años o más, dependiendo de la jurisdicción.
La ley de Wisconsin elimina una restricción previa de 10 años, permitiendo a cualquier niño llevar un arma de cacería si está acompañado por un adulto entrenado.
Los pequeños podrán usar sus propias armas, y no solo compartir la del adulto como muchos estados requieren.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA) y la de Cazadores de Osos de Wisconsin están entre los propulsores de la ley, y argumentaron que permitirá a los padres pasar la tradición de cacería a las futuras generaciones.
La ley se hace efectiva al comienzo del período anual de nueve días de caza de venados en Wisconsin, un estado con millones de hectáreas de bosques donde venados, osos y pavos salvajes son cazados.
“Tengo una hija de 14 años que me acompaña a viajes de cacería desde que usaba un asiento para bebés”, dijo el representante de este estado Rob Stafsholt, coautor de la ley. Añadió que otros 34 estados permiten “cacería con mentores” a menores de 10 años.
La nueva ley llega tras dos tiroteos masivos en los últimos dos meses en Estados Unidos, donde la violencia por armas mata a unas 34.000 personas al año, según el grupo de prevención Brady Campaign.
Un hombre armado mató a más de dos docenas de parroquianos en una iglesia de Texas el 5 de noviembre. Cinco semanas antes, ocurrió el más letal tiroteo en la historia reciente del país cuando otro atacante acabó con la vida de 58 personas que asistían a un concierto en Las Vegas. AFP