Esculturas y grandes construcciones de hielo, adornadas con luces de colores, maravillan a los visitantes que acuden a Harbin (noreste de China) y que abarrotan sus calles pese a unas temperaturas de hasta 25 grados bajo cero.
Esta ciudad, capital de la región de Heilongjiang, la más septentrional del país, recibe cada invierno a más de un millón de turistas, en su mayoría chinos, atraídos por las colosales estatuas de agua congelada y nieve con forma de templos, pagodas, palacios o budas del Festival anual de Hielo y Nieve.