La policía de California descubrió que una pareja de adultos se dedicaba a la venta de drogas en el barrio a través de drones.
Benjamin Baldassarre y Ashley Carroll, residentes en el vecindario Orangecrest de Riverside, California, utilizaban un dron que se desplazaba por el lugar y entregaba paquetes en un estacionamiento de la iglesia del barrio.
Los oficiales de narcóticos estaban avisados y sabían que algo raro estaba pasando.
Finalmente arrestaron a la pareja bajo sospecha de haber volado el dron desde su residencia para distribuir drogas a varios clientes en la zona.
Tras obtener una orden de registro, la policía encontró en la vivienda familiar varios drones y metanfetamina y LSD mezclada con caramelos y dulces.