El ronroneo de un gato robot y el suave ladrido de un perro electrónico se han convertido en una eficaz terapia para aliviar la ansiedad y soledad de los inquilinos de una residencia de la tercera edad en el estado de Florida.
Esta medida ha resultado ser beneficiosa para los más de 90 residentes de este centro, algunos de los cuales ya cuentan con sus propios animales artificiales, comprados por sus familiares.
“Mi madre tiene demencia y es difícil para ella articular lo que quiere decir. Se siente nerviosa y frustrada. Cuando le dimos uno de estos animales se calmó inmediatamente”, asegura Barbara Brunet, hija de una de las residentes.