Una joven de 17 años llamó a la policía pidiendo auxilio porque sus 12 hermanos estaban encadenados en su casa, en un suburbio de Perris, California.
Los agentes acudieron al llamado y descubrieron a un matrimonio que tenía a sus 13 hijos secuestrados y en estado de desnutrición. Ni bien se abrió la puerta de la vivienda los policías sintieron un olor nauseabundo y al recorrerla encontraron a los jóvenes en un deplorable panorama. Algunos de ellos estaban encadenados a sus camas.
“Los padres no pudieron dar una explicación lógica de por qué estaban inmovilizados de esa manera”, dijo una fuente y agregó: “Los agentes encontraron dentro de la casa lo que creían que eran 12 niños, pero se quedaron impresionados al descubrir que siete de ellos en realidad eran adultos, con edades entre los 18 y los 29 años. Las víctimas parecían estar sucias y muy desnutridas”.
Los padres no tienen antecedentes en el condado. Fueron detenidos y denunciados por tortura y poner en riesgo a menores de edad. Sus 13 hijos fueron asistidos inmediatamente con comida y atención médica y fueron, finalmente, todos hospitalizados.
“Iban en pijama porque era muy pronto por la mañana”, contó una vecina sobre la detención y agregó: “Estaban muy pálidos, como si nunca les hubiera dado el sol. Vi a algunos de los mayores, la mayoría eran chicas, con una complexión muy pequeña”.
La hermana de la detenida habló sobre el trágico suceso. “No dejaban que nadie los visitara y no sabíamos su dirección (…) Hablamos por teléfono de vez en cuando, pero cada vez que pedía hablar con sus hijos, ella no me dejaba”, expresó Elizabeth Jane Flores a DailyMailTV.
La mujer reconoció que no veía a su hermana desde hacía 19 años y que nunca le había permitido saber nada de sus hijos, ni siquiera visitarlos. Sin embargo, agregó que su familia siempre sostuvo que “algo no estaba bien” con la crianza de los niños.
“Mis padres reservaron varios vuelos para ir a verlos, pero cuando llegaron no les dijeron a dónde ir y mis padres se fueron llorando siempre. Murieron antes de que volvieran a verlos. Es desgarrador y estoy tan avergonzada por todo esto”, finalizó la mujer.
Elizabeth tiene 41 y reside en Cleveland junto a sus siete hijos. Es oradora cristiana y confesó que sufrió abuso infantil cuando era niña.