Un 22 de enero como hoy, pero de hace 120 años, nació Sergei Eisenstein. Un hombre cuyo nombre quizá ha caído en el olvido actualmente, pero cuya contribución al cine hizo cambiar la forma de editar para siempre. Este cineasta judio (Riga, 1898) está considerado el padre del montaje por ser el primero en lograr manipular las emociones de la audiencia con su forma de mostrar las secuencias.
Sergei Eisenstein dejó el teatro con solo 25 años para meterse de lleno en el séptimo arte. Entre su filmografía se encuentran grandes obras como ‘El acorazado Potemkin’, ‘La huelga’ o ‘Octubre’. En sus películas el protagonista no era un ninguno de los actores sin experiencia que fichaba, sino que se centraban en la masa, el pueblo.
Este genio del cine tuvo que emigrar a Estados Unidos para seguir dando rienda suelta a su imaginación, aunque la falta del permiso de residencia hizo que acabara residiendo en México entre 1930 y 1932. Allí empezó a rodar el file ‘¡Qué viva México!’, pero nunca se llegó a terminarlo y Sergei Eisenstein acabó volviendo a Moscú.
Su regreso fue visto con sospecha por el régimen soviético. A Stalin no le hacía gracia que hubiera visitado Estados Unidos y pasó a ser observado con lupa. Las dos siguientes películas de Eisenstein fueron censuradas directamente por cuestiones políticas y el cineasta pasó una profunda depresión.
Sergei Eisenstein falleció el 11 de febrero de 1948 después de sufrir un infarto que le provocó una hemorragia. Su pérdida fue una trágica noticia para el cine, pero su aportación ha servido de inspiración para las siguientes generaciones. Fue tanto su talento que hoy Google le ha rendido tributo dedicándole uno de sus doodles animados.