El 19 de enero pasado, una joven estadounidense de 25 años, murió en el quirófano durante una liposucción.
La joven de 25 años viajó de Estados Unidos a Nogales, en el estado mexicano de Sonora, para someterse a la cirugía plástica, la cual terminó constándole la vida.
La mujer residente de Phoenix, Arizona, comenzó a sentirse mal y convulsionó, pese a los intentos por reanimarla murió a consecuencia de un paro cardio respiratorio.
La clínica de belleza estética donde falleció la joven fue suspendida, por la Secretaria de Salud del Estado.
Dos semanas antes la víctima acudió a realizarse unos estudios en la ciudad de Tucson para conocer su estado de salud, a petición del doctor que le iba intervenir en esta frontera, mismos estudios que presentó antes de ser intervenida.