Pocas personas conocen la puerta “N” del aeropuerto de Ciudad de México. En esa salida silenciosa aparecen al mediodía las miradas perdidas de los migrantes mexicanos que deporta Estados Unidos tres veces por semana. Adán Jácome está ahí para recibirlos. Jácome, de 45 años, va a la terminal a ofrecer el apoyo de un grupo de migrantes que también fueron obligados a salir de Estados Unidos.
Ellos están detrás de “Deportados Brand”, una pequeña empresa que produce camisetas que venden en México y en Estados Unidos. Con ese dinero buscan ayudar a los deportados que llegan al país a empezar de cero. El grupo también se encarga de ayudar a los recién llegados a reunificarse con sus familias. Adán es una mano amiga, pues muchos migrantes llegan a un país que prácticamente desconocen y deben encontrar un trabajo rápidamente, aunque cargan con el estigma de haber sido deportados.
“Nos cierran las puertas”
Al volver “te cierran las puertas, porque piensan: ‘seguro mató, robó o (estaba en) drogas'”, dice a la AFP Jácome, deportado a México tras haber vivido 16 años en Las Vegas.
“Deportados Brand”, que hoy manda mensajes en las camisetas como “Fuck Trump” o “Todos somos puerta ‘N'”, nació casi por casualidad a finales del 2016, cuando México ya veía de cerca la presidencia del estadounidense Donald Trump.