Según el International Journal of Sexual Health, existe un fenómeno denominado disforia postcoital, mejor conocido como depresión post sexo ¿De qué se trata? Aún después del mejor orgasmo de tu vida, puede llegar a ti un sentimiento de tristeza que va desde unos segundos de vacío hasta varias horas de melancolía sin razón aparente. Si lo has sentido, antes de que cunda el pánico te explicamos la posible causa según el diario.
El orgasmo es un coctel de hormonas servido a tu mesa con todo y sombrillita tropical, tentador, delicioso y después del primero no puedes decirle no a otro… y esto se debe a que dopamina, endorfinas y oxitocina trabajan en conjunto para aumentar tu buen humor al máximo, pero como es natural, todo lo que sube tiene que bajar.
Después de que las hormonas del amor se dispersan y tu mente regresa a su estado normal, puedes tener la impresión de tristeza, la cual, según Brian Bird, Robert Schweitzer y Donald Strassberg, científicos del fenómeno, le sucede al menos a 10% de las personas una vez en la vida, a algunas con más frecuencia e intensidad que a otras.
Dentro de su investigación realizada a 250 mujeres, 46% admitió haber sentido un poco del blues al menos una vez en las cuatro semanas previas.
Aunque la depresión postcoital sea más común de lo que creemos, no significa que la debemos dar por sentado. Dejando los motivos físicos aparte, es importante identificar si el asunto se trata de algo más que una simple confusión biológica.
Cuando la sensación no desaparece en varios días, o experimentas miedo o ansiedad antes y después de tener relaciones, el problema puede ser más profundo y es aconsejable buscar la ayuda de un experto, pero si te consideras dentro de una pareja feliz, con una vida sexual sana y esos molestos momentos depresivos siguen apareciendo de cualquier manera.
La solución aquí y ahora
Si encajas en ese desafortunado porcentaje que resiente las caídas hormonales, te alegrará saber que el sexo ni siquiera tiene que ser excelente para hacerte sentir feliz (aunque claro que es un bonus) basta con estar presente en el momento para sacarle provecho y combatir la depresión postcoito.
Dentro de la misma publicación, en una investigación liderada por Matthew Killingsworth y Daniel Gilbert, de la Universidad de Harvard, se realizó un estudio para medir los niveles de felicidad de las personas a lo largo del día, tenían que calificar su nivel de alegría al momento de preguntarselo de manera inesperada, ya sea que estuvieran lavándose los dientes, comiendo o teniendo relaciones.
Sin embargo, las actividades físicas, como el sexo o el ejercicio, reportaron mayores indicios de felicidad que una junta en el trabajo, pero no solamente gracias a la satisfacción física. Más allá de la ventaja obvia del placer, los resultados se deben a que entre más intensa sea nuestra concentración en la actividad, más la disfrutamos, cualquiera que ésta sea, y, por lo general, los movimientos corporales intensos requieren más atención que, por ejemplo, una actividad automática, como el comer.
Aunque no hayas tenido el orgasmo del siglo, el hecho de pensar en lo que compartes y en la conexión que formas, ya estás acumulando puntos de felicidad, y entonces las hormonas ya no tienen ese efecto tan negativo en ti.
Es por eso también que aunque tu pareja sea excelente en la cama, si mientras hace su magia tú piensas en otra cosa que no te permite disfrutar del momento, puedes sentirte bastante frustrada y llegar a un post-sex blues mucho más intenso, independientemente de cómo haya sido el sexo.
Nuestra conclusión: no te dejes vencer por esos segundos o minutos de caída, si lo piensas desde un ángulo positivo, se debieron a algo bueno, y si quieres intentar sentirlos menos, la cura puede ser tan simple como evitar las distracciones, dudas, pensamientos externos y cualquier tipo de juicios, incluido ése a ti misma de “¿me veo bien desnuda?”