El ex futbolista de la selección de Inglaterra, Kieron Dyer, confesó públicamente que en su infancia sufrió episodios de abuso sexual dentro de su círculo familiar, por parte de su tío abuelo.
Hoy, a sus 39 años, Kieron decidió revelar lo que vivió con la intención de ayudar a quienes estén pasando o hayan pasado por lo mismo que él. Según su relato, el episodio que marcó su vida por completo ocurrió cuando tenía 11 años.
Los viernes por la noche su madre trabajaba, por lo que cuando era chico se quedaba en casa de su abuela, donde también vivía su tío abuelo, Kenny. Uno de esos días, Kieron se quedó dormido junto a él mientras miraban televisión y despertó con las manos del hombre debajo de su pantalón.
“No quería abrir los ojos. Me congelé, me quedé petrificado, no sabía qué hacer”, recordó con terror el futbolista y agregó: “Me decía que lo dejara terminar lo que estaba haciendo, parecía que estaba en trance. Me decía que me iba a comprar muchos chocolates. Me bajó los pantalones hasta los tobillos. Yo sabía que estaba haciendo algo que estaba muy mal, pero estaba paralizado. No me podía mover, no podía hablar, no podía hacer nada”.
“Después agachó la cabeza hacia mi regazo y comenzó a practicarme sexo oral. Yo estaba aterrado. Es como cuando tenés una de esas pesadillas en las que no podés gritar. De alguna manera logré alejarlo y me subí los pantalones. Él me dijo: ‘No le cuentes a nadie, es nuestro secreto’”, continuó Kieron.
El futbolista quiso denunciar aquel día lo que había ocurrido, pero cuando llamó por teléfono al trabajo de su madre Kenny apareció a su lado y lo amenazó llevando su dedo índice a la boca, con un gesto de “Silencio”. Tampoco habló con su padre, por temor a que matara a su abusador y fuera preso.
Más allá de lo devastador que fue para el futbolista todo lo que le ocurrió en la infancia, reveló las terribles consecuencias que le trajo en su día a día de allí en más: “Me cuesta mirar a los ojos a la gente. Me siento avergonzado, tengo problemas para confiar, no quiero que las personas vean mis ojos, no quiero que me vean vulnerable”.