16 noviembre, 2024 | 7:32 pm

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Los extremos políticos se ven favorecidos con la polarización aseguran expertos

En este momento no hay nadie con la autoridad o peso suficiente para convocar un diálogo entre los diferentes sector...

En el programa A Primera Hora de hoy, estuvieron como invitados Eduardo Stein Barrillas, ex vicepresidente de la República y excanciller, actualmente presidente del directorio de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), y Edmond Mulet, abogado, político y diplomático guatemalteco, y exjefe de Gabinete de la Secretaría General de las Naciones Unidas.

Ambos analizaron la situación política actual de Guatemala, bajo la perspectiva del necesario y urgente diálogo para resolver los problemas más urgentes del país y disminuir el grado de enfrentamiento y polarización en que se encuentran sumidos los guatemaltecos.

Stein Barillas afirma que hay sectores que favorecen la polarización y que la alientan, en tanto que Mulet asegura que en un esquema como el actual, ganan los extremistas de un lado y del otro: “Los radicales porque se alimentan uno del otro, pero el 99.9 por ciento de los guatemaltecos sufren por eso”.

EDUARDO STEIN BARILLAS

¿Cuánto afecta la polarización en Guatemala?

En el caso de Guatemala, la infección profunda del aparato del Estado, que el crimen organizado ha venido desarrollando por varios años, encuentra en la polarización una cantidad de espacios renovados de intervención oscura.

Todo aquello que tensa las relaciones políticas, encuentra salidas inesperadas que el crimen organizado promueve, porque debilitan a todos los poderes, en particular al Judicial.

Los extremos políticos también se ven favorecidos con la polarización. Pero estamos entrando a un nivel de paroxismo de oposiciones, de desavenencias, de situaciones en los que diferentes grupos ya no son capaces de desvestirse de sus propias posiciones para tratar de entender la de otros liderazgos.

Es, o el 100 por ciento de lo que yo creo, o no es nada. O todo o nada. Eso no abona a un entendimiento democrático.

¿Cómo se entiende la relación entre la ciudadanía y el Estado?

La ciudadanía expresa una desconfianza total en sus instituciones públicas. Pero sería bueno preguntarnos ¿qué tipo de país queremos…? sin institucionalidad no es posible nada.

Algunos puntos de agenda mínima están dificultando el camino por ese nivel de intolerancia, hay imágenes que están resucitando de la guerra fría.

Qué están pensando quienes así se expresan. Qué tienen en la cabeza que envenenan las relaciones sociales, de familia… la lucha se vuelve más complicada.

Es un ambiente aislacionista…

Yo me refiriría a una situación internacional, mundial, en donde se están viviendo temas de gran confusión. Falta rumbo porque los esquemas de entendimiento, de bloques, se erosionaron y se desintegraron, a partir de la caída del muro de Berlín.

Lo que hoy se vive no es renacimiento del anticomunismo a nivel mundial, pero sí una lucha feroz por zonas de influencia y supervivencia, más dirigido al territorio latinoamericano.

Todo el vació que la política exterior de Estados Unidos ha dejado, lo está llenando China. Está metiendo millones de dólares, material chino, en redes de transportes, telecomunicaciones en la era digital…

En el caso de EE.UU., a Centroamérica nos han etiquetado como el triángulo norte, viendo más una zona de peligro para la agenda de seguridad de EE.UU. Quizá en esa situación privilegiada, no necesariamente la más fecunda y constructiva, no solo por ser nuestro principal socio comercial, sino porque para EE.UU., esta zona es crítica para su seguridad, y es en esa óptica deberíamos valorar lo que pueda pasar.

Hoy vemos iniciativas internas de querer retrotraer a militares a tareas de materia civil.  Estaríamos viendo un descarte de los Acuerdos de Paz, de lo que pactó.

Cómo calificar el encuentro de los presidentes Jimmy Morales y Donald Trump, ¿fue un logro o un desgaste para el mandatario guatemalteco?

Con toda fraternidad, no quisiera calificar de victorias o derrotas este tipo de esfuerzos. Quisiera insistir en la visión más sistémica de lo que nos está ocurriendo. El alegato es que la Cicig está violentando o lesionando nuestra soberanía por meterse de shute en el aparato de justicia, como lo está haciendo.

Este ha dejado de ser un problema doméstico para las estructura de Gobierno. Se ha convertido en un tema regional e internacional.

El hecho de que la permanencia de Cicig sea discutida por senadores norteamericanos, y las decisiones de apoyo internacional se fijen en este tema, quiere decir que nosotros tenemos que hacer un esfuerzo de comprensión de qué es lo que está en juego.

Eso fue lo que le pedimos a la ONU, un apoyo para fortalecer nuestro aparato de justicia y se pactó de manera que hubieran mecanismos en el mismo acuerdo para resolver cualquier tipo de diferencia o discrepancia.

A mí me encantaría saber, más bien, cuáles fueron los temas que el presidente Morales discutió con el secretario de Estado, Max Tillerson, de lo cual no se ha dicho nada.

No es la primera que el Presidente deja de informarle a la ciudadanía de cuestiones tan trascendentes. En mi personal opinión le debe una explicación amplia y completa a la ciudadanía de qué fue lo que fue a hacer, qué se trató y que es lo que él considera trae de ese viaje para fortalecer la gobernabilidad de nuestro país.

¿Desde su perspectiva, cómo están los partidos políticos?

Los partidos políticos tradicionales no han cumplido su labor de mediación entre la sociedad y el Estado, y su labor de semillero de jóvenes. Cerca del 70 por ciento de la población tiene 30 años o menos. Debería haber habido, como en otras épocas, un esfuerzo por formar cuadros y darle lugar a liderazgos jóvenes.

Hay liderazgos jóvenes. Están emergiendo, pero les da asco la política.

Yo soy optimista al ver las diferentes manifestaciones, al ver discusiones de jóvenes. Como se conjuga la atención de lo urgente e inmediato con un tema de futuro. Al ver estos semilleros buscando ideas de cómo salir adelante, se anima uno a que no todo está perdido.

No es que seamos un Estado fallido, somos un país tremendamente eficaz para las cuestiones oscuras que se manejan.

¿El legado político del expresidente Álvaro Arzú podría estar en peligro?

Habiendo sido miembro de gabinete del presidente Arzú como Canciller, precisamente cuando se concluye la negociación de Acuerdos de Paz, le dedicamos tres de los cuatro años subsiguientes a honrar los compromisos adquiridos.

En ese telón de fondo, siendo que ese legado está en riesgo, sus últimas manifestaciones públicas, debería estar preparado para separar cuestiones de personalidad de lo que son argumentos de fondo.

Hubo una frase muy elocuente suya que quedó en el ambienbte: “Yo firmé los acuerdos de paz, pero también puedo hacer la guerra”.

De qué guerra estamos hablando. Se están confundiendo espacios de ámbitos de actuación en donde todos buscamos la madurez democrática de nuestra soberanía y la evolución constructiva del país.

Nos estamos metiendo en un lodazal del cual cada día es más difícil salir. El retorno militar a actos de responsabilidad civil es desdecirse de lo que se pactó, es una ruta peligrosa. En términos internacionales se ve en riesgo por los países que respaldan la lucha contra la corrupción.

¿Cómo ve que se clausure la misión contra la corrupción en Honduras?

El caso de Honduras es inquietante, pero es un acuerdo muy diferente del de Guatemala. El gobierno hondureño no quiso un pacto con la ONU, sino un pacto con la OEA. Creó un ente parecido a la Cicig pero con mayores limitaciones reales.

Esa misión en Honduras, al final, terminó en una ruta de choque con una decisión parlamentaria que era un abierto pacto de la impunidad.

¿Si tuviera que volver a apoyar la Cicig, lo haría?

Nosotros públicamente con el presidente Óscar Berger criticamos el desempeño de aquella Cicig bajo la dirección del comisionado Francisco D’Allanese, precisamente porque estaba, en comunicados de prensa, asumiendo juicios de valor sobre investigaciones legales en progreso.

El tema de la supervisión siempre lo señalamos desde el origen. Se ha corregido, la Cicig, en su desempeño, responde a los estados miembros a las autoridades y a la Secretaría General.

EDMOND MULET

¿Quiénes ganan con la polarización?

Nadie. Bueno, ganan dos: ganan los extremistas de un  lado y del otro. Los radicales porque se alimentan uno del otro, pero el 99.9 por ciento de los guatemaltecos sufren por eso.

Algunos hablan entre ser comunista o anticomunista. Pero eso pertenece al siglo pasado. Eso ya no tiene nada qué ver con Guatemala. Me sorprende mucho que en Guatemala se esté dando esa situación, pero eso es preocupante, porque un país dividido no podrá salir adelante.

En el tema de la lucha contra la corrupción, muchos dicen que favorecer a la Cicig o apoyar al comisionado Iván Velásquez, eso es ser comunista. Eso no es cierto, eso no tiene nada qué ver con ideologías.

¿Qué propondría usted para iniciar un diálogo?

Siempre he propuesto el ABC: Acuerdo Básico de Consenso. Necesitamos identificar cuáles son los problemas que enfrenta Guatemala, que son innumerables.

El hecho de que mueran niños de hambre… el 50 por ciento de menores de 5 años padece desnutrición crónica, la inseguridad, el problema de las maras, la ausencia de Estado, la falta de infraestructura, esos no son temas ideológicos. Debieran resolverse de forma práctica.

Usted ha seguido de cerca los problemas de Guatemala…

Desde el 7 de diciembre del año pasado estoy de forma permanente en Guatemala. Pero antes, venía una o dos veces al año y me enteraba de la situación del país.

He visto cómo en los últimos años esa radicalización se ha venido incrementando. Hemos llegado a niveles casi inaceptables, y los mensajes de odio que se han publicitado, son preocupantes, alentados por gente que tienen agendas vinculadas al crimen organizado.

Hay que reconocer que en Guatemala hay regiones sin gobierno, sin autoridad. Los que mandan son los capos de la droga. Mientras más debilitado este el Gobierno y menos Estado haya, eso es preocupante.

Es una guerra permanente…

Para algunos es algo que puede representar vida o muerte. Quieren llevar su lucha hasta las últimas consecuencias.

Hay rumores, sin validez. Dicen algunas personas que hay una intención del Gobierno de derogar los acuerdos que crean la Cicig para expulsar a la institución de Guatemala.

Eso nos llevaría a un aislamiento. Existe legislación en el Congreso de Estados Unidos que expresamente dicen que no se dará asistencia en ningún proyecto de desarrollo, si la Cicig no está en Guatemala, y es una decisión del partido Republicano.

Si hubiera un cambio en la Cicig, nos llevaría a sanciones de otros países,a un aislamiento internacional, al retiro de visas. Quienes están pensando en eso, no han medido las consecuencias.

A su juicio, ¿cómo nos ve la ONU, tras el encuentro entre la Canciller y el Secretario General Guterres?

Cuando uno habla de ONU debe entender que ésta está conformada por Estados. El pensamiento es el de ciertos estados miembros. Yemen o Malasia no tienen ninguna opinión de Guatemala. Pero si tienen opinión países de la Unión Europea y, sobre todo, EE.UU. Lo importante es valorar cuál es la impresión de la imagen que proyecta Guatemala hacia EE.UU.

Hay que ver que Guatemala se ha convertido en un peligro para la  paz y la seguridad de EE.UU. si no asumimos nuestras responsabilidades en un programa de Estado fallido, ese es el mismo análisis que hacen EE.UU. y otros países.

¿Y la reunión del presidente Morales con el mandatario Trump?

La reunión se basó en el agradecimiento de EE.UU. por cambio de la embajada de Guatemala a Jerusalén

Washington ha sido claro en eso. Le han expresado al presidente Morales los agradecimientos y el aprecio de seguir los pasos del Trump, respecto del cambio la embajada a Jerusalén, pero una cosas es una y otra, otra.

Le han dicho: ‘En el tema de la lucha contra la corrupción, nosotros seguimos con Cicig y Velásquez’. No están mezclando una cosa con otra.

¿Cómo se calma un país en donde muchos funcionaros están con un pie en la cárcel?

Es complicado. En este momento no veo a nadie con la autoridad o peso suficiente para convocar un diálogo entre los diferentes sectores. No veo, siquiera a la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG), porque la gente no está respondiendo a los llamados de diálogo y de concordia.

Me temo que las próximas semanas veremos una profundización de la crisis. La gente está viendo más allá de la crisis. Entre 10 meses se convoca a elecciones. Muchas personas están viendo una oportunidad en ese proceso electoral.

Si no podemos resolver esta crisis veremos muchos tropiezos durante el próximo proceso electoral.

¿Ve algún tropiezo de la Cicig?

Todos somos corresponsables de la situación que vivimos. La Cicig tampoco es perfecta, ha cometido yerros, por ejemplo la prisión preventiva prolongada, que no es necesariamente responsabilidad suya.

El hecho de que una persona esté cuatro años en prisión preventiva, es una falencia de las autoridades judiciales, del MP, y eso afecta la credibilidad del trabajo de la Cicig.

Otro aspecto es que la Cicig es su propia autoridad. Todos rendimos cuentas a alguien. Yo rindo cuentas a mi mujer, por ejemplo… todos rendimos cuentas a alguien. La Cicig presentan informes, pero no hay una autoridad a quien deben rendir cuentas.

Escuche nuevamente el programa aquí: ▼

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