Un grupo de activistas de Estados Unidos llegó al Parque de la Amistad de San Diego, California, para expresar su solidaridad con los miembros de la caravana de migrantes centroamericanos que pedirán asilo en la garita de San Ysidro.
En este desplazamiento, los activistas se han acercado lo más que han podido a la malla que separa Tijuana (México) y San Diego (California), por el lado de la playa, y a través de cánticos y banderas de los países centroamericanos han expresado su respaldo a los cerca de 400 migrantes que en las próximas horas pedirán de manera formal asilo en el puesto fronterizo.
“Estas personas tienen el derecho pleno de venir a este país y buscar asilo, buscar asilo es un derecho internacional”, dijo a Efe Claudia Treminio, una inmigrante que llegó a los 12 años de edad a EE.UU. como menor no acompañada y fue parte de la llamada “Marcha Sin Fronteras”, que días atrás partió desde Los Ángeles para sumarse a esta concentración.
La activista aún recuerda su viaje desde El Salvador a la frontera, de donde salió huyendo de la violencia y pobreza que aqueja a su país de origen, y señaló que tomaron la decisión de reunirse con la caravana, aunque fuera del otro lado del muro, al ver la retórica negativa que ha surgido en los últimos días.
Desde que inició su travesía, el pasado 25 de marzo en Chiapas (México), este “Viacrucis Migrante”, como se llama a esta caravana que comenzó con unas 1.500 personas, en su mayoría de Honduras, El Salvador y Guatemala, ha enfrentado la oposición del presidente de EE.UU., Donald Trump, quien en coincidencia con su avance ordenó el despliegue de efectivos de la Guardia Nacional a la frontera.
Enrique Morones, director del grupo Ángeles de la Frontera, recordó que ya antes ha habido otras caravanas de migrantes centroamericanos que han llegado hasta la garita para pedir refugio, pero ninguna otra había atraído tanta atención como esta y ello es consecuencia, dijo, “a las mentiras de Trump”.
Jenni, otra integrante de la “Marcha Sin Fronteras”, llegó el año pasado a EE.UU. desde El Salvador como parte de otra caravana y recordó que una vez que se entregó en la garita los oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) intentaron que firmara su salida voluntaria, pero ella optó por quedarse a pelear su caso.
Tras permanecer seis meses en un centro de detención, finalmente obtuvo el ingreso al país y, por eso, dice, acompaña a sus compatriotas desde el otro lado del muro, porque comprende todo lo que han pasado en las últimas semanas.Explica que piden asilo “porque tienen que hacerlo” debido a la violencia a manos de las pandillas que azota sus países, y defiende que se entregan “para hacer todo legal”, y no de forma ilícita.
La movilización de desde el lado estadounidense estuvo resguarda en todo momento por elementos de Patrulla Fronteriza, mientras que del lado mexicano algunos integrantes de la caravana escalaron el muro para desde la cima agradecer el apoyo de los activistas que acudieron al lugar.
El jefe del sector San Diego de la Patrulla Fronteriza, Rodney Scott, informó el sábado que agentes de este cuerpo descubrieron a personas vinculadas a la caravana, entre ellas un menor de 4 años de edad y una embarazada, intentando escalar el muro o usar una de las rutas utilizadas comúnmente por los traficantes de personas.
“Somos un país que da la bienvenida, pero al igual que en su propia casa, esperamos que todos ingresen a través de la puerta principal y contesten las preguntas de forma honesta. A nivel nacional, dicha puerta principal son las garitas de entrada”, manifestó el oficial en un comunicado.Pete Flores, director de operaciones para la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en San Diego, adelantó que si la garita de San Ysidro llega a su máxima capacidad, que es de unas 300 personas, algunos solicitantes deberán esperar en México mientras se procesan los casos.