El español Rafael Nadal conquistó este domingo el Masters 1.000 de Roma por octava vez en su carrera, al doblegar por 6-1, 1-6 y 6-3 al alemán Alexander Zverev, número 3 del mundo y defensor del título, en una final épica que fue interrumpida dos veces por la lluvia.
Nadal, reciente campeón en Montecarlo y Barcelona, conquistó su 32 título Masters 1.000, el 78 de su carrera, y recuperará además este lunes la primera posición en el ránking mundial, después de que se la arrebatara esta semana el suizo Roger Federer.
El mallorquín, que ganó su primer título en el Foro Itálico con 18 años en 2005, salió vencedor tras una batalla de dos horas y nueve minutos, en la que logró recuperar un 3-1 adverso en el último set decisivo.
Nadal, mejor jugador de la historia del tenis en tierra batida con 408 triunfos por 36 derrotas, volvió a coronarse en el Foro Itálico cinco años después de la última vez (2013) y, con su título Masters 1.000 número 32, adelanta en dos al serbio Novak Djokovic
La final de este domingo medía a los dos jugadores más en forma del momento, con un Nadal que llegaba tras ganar 16 de los últimos 17 partidos, y un Zverev que llevaba trece victorias consecutivas, con triunfos en Múnich y en el Mutua Madrid Open.
El mallorquín encaraba este partido tras doblegar a Djokovic en la semifinal y sumar su victoria número 25 en 51 precedentes con el serbio mientras que Zverev venía de eliminar al croata Marin Cilic, tras una intensa batalla de dos horas.
El duelo empezó con una rotura a favor a Zverev en el primer juego, pero la reacción de Rafa fue inmediata y contundente, con un parcial de seis juegos consecutivos que permitieron al balear dar un golpe de efecto y ganar el set 6-1.
Sin embargo, la dinámica del partido cambió radicalmente en la segunda manga, en la que el jugador de Hamburgo devolvió el 6-1 a Nadal en 39 minutos para forzar el parcial decisivo.
Zverev logró poner a su favor la inercia del encuentro y también tomó ventaja de una rotura en la tercera manga, con 3-1, antes de que la lluvia irrumpiera en la pista; los jugadores siguieron compitiendo durante media hora, pero el duelo terminó siendo suspendido.
Hubo dos suspensiones. La primera fue de once minutos y, después de que los jugadores saltaran al campo para intentar seguir y disputar un juego, llegó otra interrupción, esta ves de cuarenta y cinco minutos.
Fueron momentos de incertidumbre general, que reavivaron en Rafa los recuerdos de la final que ganó en el Foro Itálico en 2010, cuando tuvo que esperar dos suspensiones antes de doblegar a su compatriota David Ferrer y sellar su quinta corona romana.
Mantener la concentración no era fácil, ya que durante algunos minutos los jugadores compitieron con mucho movimiento en las gradas, mientras se repartían chubasqueros; Nadal lamentó esa situación y el juez de silla le dio la razón.
Además, con el pasar de las horas empezaron a oirse también algunos cánticos de los aficionados del fútbol que pasaban en la zona de la pista central para acudir al cercano Estadio Olímpico, donde a las 20.45 locales (18.45 GMT) se disputaba el partido de la Serie A italiana (Primera División) Lazio-Inter.
En ese contexto, Rafa tuvo el mérito de saltar al campo con máxima concentración después de más de 45 minutos de interrupción y devolvió a Zverev la rotura para igualar el partido 3-3, algo que convertía el partido en una auténtica batalla.
El carácter de Rafa estuvo imparable en el momento de máxima necesidad, y tras saltar al campo después de la lluvia, el balear encadenó un demoledor 5-0 que le permitió poner las manos sobre el trofeo del Foro Itálico por octava vez. EFE