Los canes, animales cercanos y protectores, también encuentran maneras de expresar su cariño hacia los dueños. Podría ser interesante conocer en profundidad las señales que indican si es o no feliz, y más concretamente, si está contento con su amo o, por el contrario, desea más atención.
Salta de alegría
Si tu perro salta de alegría al verte es que eres una pieza importante en su vida. Esa emoción que quiere compartir es un indicador de una buena relación entre ambos.
Lame tus pies
Esta zona del cuerpo es la más propensa a sufrir las caricias de un can. Dichas muestras de afecto suelen venir en forma de lametazos, no solo en los pies sino por cualquier parte que roce. Aunque a algunos les disguste, es la manera más sincera que tienen de expresar amor.
Duerme contigo
El placer de una cama, una habitación aclimatada -ya sea por frío o calor- y un cuarto en silencio convence habitualmente a estos animales. Por ello, disfrutan cuando pueden descansar cerca de sus amos, con la comodidad que ello conlleva.
Se relaja sobre tu regazo
Las mascotas buscan una excusa para recostarse sobre las piernas de quienes les cuidan. Se trata de un síntoma de bienestar y, si bien en ocasiones podrían parecer insistentes, su actitud demuestra un deseo real de estar a nuestro lado.
Quiere jugar contigo
Por muchos años que pasen, los cachorros que fueron siempre permanecerán en su interior. Esta podría ser la respuesta a las ganas de juguetear que tiene un perro, una actividad que crea un vínculo muy especial. Ya sea con pelotas, comida, nuestras propias manos u objetos de todo tipo, merece la pena vivir la experiencia.
Te persigue
Allá donde vaya uno siempre encuentra su escudero fiel. Los perros pueden llegar a convertirse en compañeros de vida y de batallas. Muchos de ellos persiguen a sus amos con intención de no perder detalle como si de un guardaespaldas se tratara.
Menea la cola
La cola puede ser considerada, con diferencia, como el medidor del estado de ánimo de nuestra mascota. Por ejemplo, en los momentos en los que nos ausentamos de casa, ya sea unos minutos o una temporada larga, algunos de ellos estarán esperando el regreso, en la puerta, y acabarán moviendo su cola cuando ocurra.
Le encanta que le saques de paseo
Si los humanos podemos encontrar un agradable placer en pasear o hacer deporte al aire libre, de igual forma sucede con estos animales. El buen tiempo, además, les invita a correr y a estar sanos.
Si estás triste, acude a apoyarte
Cualquier persona que tenga un mal día, llegará a casa agotada y, aunque suela buscar el consuelo en su entorno, en ocasiones, puede sentirse sola. Sin embargo, los canes saben cómo dar cariño, simplemente con su presencia, por ello se conocen como “compañero fiel”.
Bosteza cuando bostezas
El bostezo, ese movimiento involuntario tan contagioso, del mismo modo surte efecto en la expresión de un perro. Simplemente un gesto espontáneo que puede estar provocado por esa compatibilidad entre el amo y su cachorro.
Cuando le hablas parece entenderte
La mirada llena de curiosidad que muchos de ellos utilizan puede hacernos pensar que están comprendiendo a la perfección lo que queremos decir. Ante una riña por un mal comportamiento o un premio por una buena acción, su rostro es capaz de expresar emociones que podrían creerse impensables en ellos.
Se alegra cuando vuelves a casa
Si se oyen ladridos de felicidad o pequeños golpes de patas en la puerta, antes de entrar en el hogar, se puede estar satisfecho. La relación de fidelidad entre un perro y su dueño puede llegar a ocupar un espacio muy valioso en el corazón.
Deja que le abraces
En el momento en el que la mascota se vuelva reacia a nuestros mimos debemos preocuparnos por la situación. El poder de un abrazo, si bien podría resultarles molesto en un principio, permite crear un clima cálido, y positiva entre los dos.
No se entristece cuando vas a trabajar
Al contrario de lo que podría pensarse al respecto, algunos perros no lloran cuando alguien de su familia sale durante un tiempo, frente a otros que presentan síntomas de estrés. Este hecho no supone que no quieran estar con ellos, sino que, al haber adquirido una rutina, podrían ser conscientes de que estas personas regresarán más tarde.