Un nuevo estudio confirma que nuestra especie evolucionó en parte gracias al consumo de carne.
Según Katherine Zink y Daniel Lieberman, la incorporación de proteínas animales a la dieta es uno de los factores que nos ayudó a evolucionar en lo que somos actualmente.
Zink y Lieberman son antropólogos evolutivos en la Universidad de Harvard, y su campo de investigación es la mandíbula.
Hace 2,5 millones de años, los homínidos comenzaron a utilizar utensilios sencillos y ello les ayudó a cortar y consumir más carne.
La carne cruda ofrece algunas ventajas como reducir los movimientos de masticación en un 17% y la fuerza que hay que ejercer con la mandíbula un 20%.
Además requiere un 41% menos de esfuerzo digestivo. En otras palabras, comer carne requería entre un 39% y un 46% menos de menos esfuerzo físico, llevaba menos tiempo y era más eficiente desde el punto de vista nutricional.
El estudio indica que la incorporación de carne en la dieta ayudó a especies como el Australopithecus a invertir menos tiempo en la masticación de vegetales como hacen los chimpancés modernos.
A nivel evolutivo, esto permitió reducir drásticamente el tamaño y potencia de la mandíbula, lo que seguramente tuvo efectos beneficiosos a la hora de mantener la cabeza más erguida y facilitar los mecanismos del habla.
Por otro lado, el incremento en la ingesta de carne ayudó a desarrollar el cerebro, un órgano cuya demanda energética es constante y elevada.
Con información de Gizmodo