16 noviembre, 2024 | 4:05 am

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El jugador de futbol que jugó para dos distintos países

¿ Te puedes imaginar a un jugador con dos nacionalidades ?

El argentino Luis Monti jugó para la Selección Argentina en la final de 1930 contra Uruguay. Pero cuatro años más tarde, en la final de 1934, jugó para Italia contra, por ese entonces, Checoslovaquia.

Defensa recio, duro y muy contundente, pronto se convirtió en uno de los zagueros más importantes de Argentina. Su rudeza le convertía en un jugador muy difícil de superar, lo que permitió que a Monti se le conociera con el sobrenombre de ‘Doble Ancho’. Sus primeros pasos en Huracán y Boca Juniors le hicieron fichar en 1922 por San Lorenzo de Almagro, donde se ganó su fama de zaguero expeditivo. Tras brillar en la selección argentina en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 -donde lograría la medalla de plata-, iba a llegar su gran oportunidad: los Mundiales.

Su debut en la Copa del Mundo le iba a convertir en héroe nacional, al ser el encargado de hacer el primer gol en la historia del torneo de la selección argentina tras conseguir el tanto de la victoria ante Francia. Jugador fundamental para la albiceleste, fue un pilar básico a lo largo del campeonato, permitiendo que el equipo entrenado por Francisco Olazar fuera contando sus partidos a base de victorias hasta meterse en la gran final. Convertida en la gran favorita del Mundial, Argentina lucharía por ser la primera campeona del mundo ante la anfitriona, Uruguay.

Argentina perdería aquella final por 4 a 2, a pesar de ir ganando 1 a 2 al descanso. Monti salvó la vida, pero la afición argentina pasó de idolatrare a tildarle de llorón y de cobarde. Por ello, no dudó lo más mínimo en aceptar la oferta de Italia para defender los colores de su selección, con otro contrato sobre la mesa para fichar por la Juventus de Turín. Por aquel entonces, Benito Mussolini ya era consciente del poder del deporte para mover masas y entendió que la posibilidad de ganar el siguiente Mundial sería un paso definitivo para fortalecer el Fascismo.

Italia se encargó de organizar el Mundial de 1934 y ‘Il Duce’ no iba a permitir, bajo ningún concepto, no ganar el torneo. Por ello, nacionalizó a cinco jugadores para reforzar a la ‘Azzurra’ -los argentinos Monti, Orsi, Guaita y Demaría, más el brasileño Guarisi-. Y tras ‘fichar’ a los ‘oriundi’, el siguiente ‘trabajo’ de Mussolini no fue otro más que comprar árbitros que facilitaran el camino de la selección anfitriona hacia el título. Tras golear a Estados Unidos en octavos de final, tuvo lugar uno de los partidos más bochornosos de todos los tiempos, precisamente ante España.

Ambos equipos iban a empatar a uno, en un partido tan duro que hasta siete españoles iban a caer lesionados, lo que provocó que no pudieran estar disponibles para el ‘replay’ que ganó Italia por 1 a 0. Orsi lo tenía claro: “Menos mal que ganamos. Mejor dicho, ganó Monti. Les pegó a todos, creo que hasta al seleccionador español”. Tras vencer a Austria en semifinales, no sin un polémico arbitraje, Italia se metía a la gran final de su Mundial ante Checoslovaquia. Llegaba la segunda oportunidad de Monti para convertirse en campeón del mundo.

 

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