La prolongación del alto el fuego con los talibanes anunciada por el Gobierno afgano el sábado tendrá una duración de diez días. Durante su implementación las fuerzas de seguridad podrán responder a los ataques contra ellos o contra zonas controladas por el Ejecutivo, informó hoy a Efe una fuente oficial.
El alto el fuego unilateral de ocho días con motivo del final del Ramadán, que coincidió hasta ayer con una tregua decretada por los talibanes, fue extendido el sábado por el presidente afgano, Ashraf Gani, pero no fue hasta ayer que se decidió sobre el periodo concreto durante una reunión del Consejo Nacional de Seguridad.
“Los líderes del país tras un debate exhaustivo decidieron que la fecha del alto el fuego debía estar clara y por lo tanto decidieron extender el actual cese de hostilidades por diez días más”, explicó la portavoz del Palacio Presidencial Durani Waziri.
Diez días de recuperación
Durante estos diez días, los talibanes heridos podrán recibir tratamiento médico en los hospitales públicos y los insurgentes que enfrenten una situación de crisis tendrán acceso a ayuda humanitaria gratuitamente, como el resto de ciudadanos afganos, precisó la fuente.
Sin embargo, se ha ordenado a las fuerzas de seguridad que se defiendan en caso de un ataque por parte de los talibanes, que ayer decidieron no prolongar su tregua de tres días con motivo del Aíd al Fitr o festividad del final del Ramadán.
“Se ha prolongado el cese el fuego, pero si insurgentes armados tratan de atacar a las tropas gubernamentales y las áreas controladas por el Ejecutivo, entonces las fuerzas de seguridad estarán preparadas y listas para responder a tales ataques”, dijo Waziri.
Gani había declarado hace diez días un alto el fuego unilateral después de que unos 2 mil ulemas sacasen una fetua en la que declaraban “ilegítimo” el conflicto y el sábado prolongó la medida, al tiempo que llamó a los talibanes a hacer lo mismo. No obstante, los insurgentes decidieron no prolongar su tregua de tres días, que expiró la pasada medianoche.
Tregua
Durante los tres días de tregua, talibanes y soldados rezaron en las mismas mezquitas, visitaron las áreas gobernadas por la otra parte y hasta se hicieron fotografías abrazándose.
Un gran número de talibanes entraron ayer en Kabul con el permiso del Gobierno tras dejar sus armas a las fuerzas de seguridad y el ministro de Interior, Wais Ahmad Barmak, se acercó a la entrada occidental a la capital para dar la bienvenida a los combatientes.
Afganistán atraviesa una de sus etapas más sangrientas tras el final de la misión de la OTAN en 2015, que solo continúa en el país en tareas de adiestramiento y capacitación de las fuerzas afganas.
Talibanes atacan una escuela en Pakistán.
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— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) December 1, 2017