El ex Beatle intercambió asientos con Corden mientras armonizaban su camino con sus grandes éxitos, desde “Baby You Can Drive My Car” hasta “Penny Lane”, “Let It Be” y”Blackbird”, así como su nueva canción “Come on to me”.
McCartney llevó a Corden a una visita guiada a su ciudad natal de Liverpool (“No conozco tan bien a Liverpool”, bromeó Corden), mientras señalaba lugares emblemáticos como la iglesia donde cantaba en el coro de niño, el cartel de la calle Penny Lane ( donde McCartney dejó su autógrafo), y por supuesto la peluquería (donde se tomaron la primera de muchas selfies). Las multitudes se juntaban dondequiera que iban, le daban la mano al cantante, le pedían autógrafos y muchas veces se emocionaban al verlo en persona.
Luego se detuvieron en la casa donde vivió Paul durante sus últimos años de adolescencia, y donde él y John Lennon escribieron sus canciones de éxito.
Después de manejar por la ciudad un rato, terminaron en un pub, en donde McCartney cantó en vivo en un escenario con una banda.
McCartney invitó a Corden al escenario para la canción final “Hey, Jude”, que dejó a todos los asistentes un poco abrumados.
Definitivamente, un Carpool Karaoke épico: