«Te puedes quedar ciego», rezaba un anuncio que se repetía varias veces al día en el que advertía lo que supuestamente podía pasar si se veía directamente este eclipse en vez de seguirlo por televisión. El argumento era que, si una persona veía directamente al Sol durante el fenómeno astronómico, podría sufrir quemaduras en sus retinas, por lo que era más seguro verlo en casa a través de la televisión, en donde no había ningún tipo de riesgo más allá del de tener que chutarse varios cortes comerciales.
El mensaje se repitió constantemente desde varias semanas antes en todos los noticiarios y todo tipo de programas. Lo que muchos no sabían era que ver directamente al Sol es dañino con o son eclipse, y que pocas personas aguantan permanecer tanto tiempo viéndolo directamente como para que puedan sufrir un daño grave; además, mirar el fenómeno durante la etapa de “totalidad” (cuando la Luna cubre completamente al Sol) no es peligroso.
Esta psicosis televisiva se unió a otras, digamos, “más tradicionales”, como las voces que advertían que el eclipse podía ser peligroso para las mujeres embarazadas o que era una señal inequívoca del fin del mundo.
Desde poco antes de las 12 horas, la sombra del eclipse tocó territorio guatemalteco, entrando por Tapachula y recorriendo diversos departamentos, pero a las 13:24 llegó a la Ciudad de Guatemala.
A pesar de que había sido una mañana nublada en algunas zonas, a esa hora la mayor parte del país tenía cielo despejado, lo que permitió ver en su esplendor la manera en la que la Luna cubría al Sol durante seis minutos y 54 segundos. Ese día no hubo clases en escuelas, colegios y universidad. El gobierno de Serrano Elías decretó medio asueto, es decir todas las empresas privadas dejaron de laborar a las 12:00 del medio día y las gubernamentales no fueron a laborar. El pasaje de camioneta ese día fue gratis.
Las luminarias del alumbrado público se encendieron automáticamente, las aves volaron rápidamente a sus nidos y la temperatura descendió durante unos momentos… vaya, en la Ciudad de Guatemala era de noche a la hora de comer.
Hubo personas que se concentraron en lugares como El Parque Central o el Mirador de San Lucas para apreciar este raro fenómeno que nos compartía la naturaleza.
En las colonias de la periferia de la ciudad se produjeron hechos un tanto singulares, porque daba la idea de que se trataban de pequeños pueblos abandonados.
Los vecinos cerraron las puertas de sus casas y se concentraron frente a los televisores para observar el fenómeno celeste.
Los perros ladraron durante casi dos horas; las gallinas y las aves buscaron su nido, como si estuviera anocheciendo. Las diferentes aves que con frecuencia se observaban en los parques o en la copas de los árboles callaron sus cantos y se anidaron como ocurre al caer la noche.
El fenómeno pudo ser visto en toda América.
En Honduras se reportó que cuatro personas que observaron directamente el fenómeno sufrieron daños en sus ojos.
En Guatemala no se reportó daños en la vista de ningún guatemalteco.
Los pronosticadores coincidieron en que el próximo eclipse similar se producirá en el año 2113.
CURIOSAMENTE, A LOS POCOS MINUTOS SE PRODUJO UN FUERTE SISMO CUYO EPICENTRO FUE REGISTRADO EN COSTA RICA.
¿ Lo recuerdan ?