N’Golo Kanté está siendo uno de los mejores futbolistas del Mundial. El centrocampista del Chelsea no hace un juego vistoso, ni acostumbra a marcar goles, pero se encarga del trabajo sucio de toda la selección de Francia. Es el cuarto que más distancia ha recorrido durante el Mundial (62.681 metros), solamente superado por Modric, Zobnin y Rakitic, jugadores que a diferencia de él han disputado varias prórrogas.
El francés de origen malí ha sido una máquina de robar e interceptar balones durante el torneo, como hizo desde que le nombraron hace dos años mejor futbolista de la Premier League, cuando logró el milagro de ganar la liga inglesa con el Leicester City.
Su esforzada historia
Pero para llegar al éxito ha recorrido un largo camino. Y es que cuando los niños franceses veían el Mundial de Francia 1998 por televisión, él se dedicaba a recoger basura en las calles de París, según cuenta Globoesporte. Mientras Didier Deschamps, Zinedine Zidane y compañía se coronaban campeones, él iba con su padre a trabajar y con siete años le ayudaba a limpiar las calles recogiendo basura para enviar después a una planta de reciclaje.
Su padre murió cuando él tenía once años y su infancia no fue fácil. Le costó que lo tomaran en serio en el mundo del fútbol por su baja estatura (1,68 metros), e hizo un curso de contabilidad tras acabar el colegio por si tenía que dedicarse a otra cosa. Sin embargo, el Caen confió en él y ahora es uno de los centrocampistas más cotizados de todo el planeta. Y el domingo se puede proclamar campeón del mundo.