Katy Perry cayó en una profunda depresión después de que su álbum Witness fracasara el año pasado.
La estrella del pop dijo en entrevista para Vogue Australia, que la reacción del público ante su quinto disco, que incluyó las canciones Swish Swish y Bon Appetit, “dejó su corazón roto y lla levó a una profunda búsqueda del alma”.
“Tuve episodios de depresión y mi corazón se rompió el año pasado porque, sin saberlo, puse tanta validez en la reacción del público, y el público no reaccionó de la manera que esperaba”, dijo Perry a la publicación.
Eso provocó que Katy buscara ayuda y asesoramiento profesional en el Instituto Hoffman, en San Rafael, California, donde se sintió recargada y revitalizada.