Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto mayor sea la importancia del evento, peor el miedo. Sin embargo, como emprendedor, deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y presentaciones, ya sea ante tu equipo, socios, clientes o posibles inversionistas. Y debes hacerlo de la forma correcta para conectarte con tu audiencia.
Aquí te entregamos algunas claves para convertirte en un buen orador y aprender a expresar tus ideas ante varias personas:
Conoce bien tu material
Improvisar no es una buena idea. Aunque seguir la corriente y ser espontáneo es recomendable, confiar en que tu presentación será buena sin una pizca de preparación es algo que ni siquiera los mejores oradores harían. Investiga. Conoce íntimamente el tema y qué dirás y cómo vas a decirlo. Saber de lo que se habla es una de las mejores maneras de aplacar los nervios.
Practica, practica y practica otra vez
Una vez que tu presentación esté armada, revísala. Luego, revísala de nuevo. Practica tu discurso frente a un espejo, y luego practica frente a un familiar o amigo. Cada vez que repitas tu presentación te sentirás más cómodo, y la idea de llevarla a cabo frente a una audiencia será menos intimidante
Habla claro
Hablar a una velocidad excesivamente rápida es uno de los delatores más indiscretos del nerviosismo. Por más que tu discurso sea brillante, si nadie puede entenderte este tiene el mismo valor que si dictaras tu lista de compras. Intenta hablar de forma pausada y clara, incluso un poco más lento de lo normal.
Sé breve
Lamentablemente, existen muchos oradores que alargan su presentación hasta lo impensable con discursos de nunca acabar, sin importarles aburrir mortalmente a la audiencia ni respetar su tiempo. No seas uno de ellos. Ten claro qué es lo que se espera de tu presentación y respétalo, ni más ni menos.
Relájate
Los seres humanos solemos ser los peores críticos de nosotros mismos. Si te olvidas de una frase de tus apuntes o si te salteas una diapositiva sin querer, no es el fin del mundo. Es solo una presentación.
Aduéñate de la situación
En los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.
No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas personas comprenderá inmediatamente que el orador le está hablando a ella, y su cerebro se dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que quieres.
Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo el auditorio.
Cuida tu apariencia
Por más que lo más importante es lo que digas y cómo lo digas, tu apariencia personal no deja de ser un elemento a tener en cuenta a la hora de dar una presentación eficaz. Cuanto más presentable sea tu aspecto, más confianza sentirás frente a las personas. Asegúrate de lucir lo mejor que puedas.