Richard Rusell, un trabajador de la aerolínea Alaska Airlines, robó este viernes un avión de la compañía, el cual despegó sin permiso, navegó por algunos minutos, para después estrellarlo y así terminar con su vida.
El hombre despegó del aeropuerto internacional Seattle-Tacoma, en Washington, Estados Unidos. El avión, afortunadamente, no llevaba pasajeros, y después de una larga persecución aérea, Rusell estrelló la aeronave al sur del estrecho de Puget.
Rusell tenía 29 años, trabajaba como mecánico en la aerolínea, y era residente de Seattle. Al parecer, tenía pensamientos suicidas que lo orillaron a cometer el acto, pero se ha descartado que sus motivos hayan sido terroristas.
Su trabajo, y la razón por la cuál pudo colarse al interior de un avión, era dirigir la salida y llegada de aviones a la puerta de embarque, también de sacar las maletas de los mismos y, aunque no tenía un título de piloto, expertos sugieren que debió tener conocimientos básicos de aviación, pues se mantuvo en el aire durante un buen tiempo, antes de estrellarse.
El robo se hizo cerca de las 20 hrs, y rápidamente se dio aviso a las autoridades pertinentes, por lo que dos aviones militares de caza F-15 despegaron para interceptarlo.
Lamentablemente, el avión se estrelló unos quince minutos después de iniciar su vuelo, en la isla Ketron, entre Tacoma y Olympa, según informaron las autoridades del condado.
Compañeros de trabajo se refirieron a él como un “hombre callado y agradable que gustana al resto de empleados”. Pero justo esta descripción es la que nos hace ver que, aunque las personas parezcan estar bien por fuera, no significa que no estén pasando un mal rato.
Torre de control estuvo en contacto con Richar durante todo su viaje, y la conversación que sostuvieron con él evidencia que tenía algún tipo de depresión, pues se describe como un “hombre roto”, que solo necesitaba alguien con quien hablar. También, comentó que no necesitaba ayuda para controlar la gran aeronave, gracias a su conocimiento en videojuegos.