La isla Champ, es unos de lugares más misteriosos del mundo. Esto es por las gigantescas bolas de piedra naturales que se ven en el suelo. Los científicos no se ponen de acuerdo en dar una explicación.
Las enormes bolas de piedra de hasta dos metros de altura se encuentran en la isla Champ (campo, en español), en la zona central del archipiélago de la Tierra de Francisco José, en Rusia, sobre el círculo polar.
Desde que fueron vistas estas formaciones por primera vez, los visitantes de este mítico paisaje llamaron a las rocas ‘los balones de fútbol de los dioses’, y en un principio es díficil creer que sean naturales y no creadas por el hombre, o sea hombres gigantes.
Sin embargo, la estéril isla de 374 km2 nunca fue habitada y los científicos están seguros que no son artificiales, aunque no saben ni se ponen de acuerdo sobre cómo se formaron.
El año pasado se encontraron bolas de piedra muy similares pero mucho más pequeñas en la isla Heiss, en el mismo archipiélago.
Teorías que explican cómo se formaron
El investigador polar ruso Viktor Boyarsky dijo: “Las esferas están hechas de piedra de arena blanda”.
“Se puede ver que muchas bolas grandes se separaron en dos grandes mitades, y la piedra más grande de la isla se descompone año tras año”.
Konstantin Zaikov, de la Universidad Federal del Ártico, dijo: “Parecen hechos por el hombre, pero en realidad son piedras que se formaron hace miles de años por cristalización y posterior magnetización de granos de arena en el cristal. Los granos de arena se endurecen y crean una forma esférica bastante densa’.
En la isla de Heiss las esferas pequeñas parecen balas redondas o balas de cañón, pero ninguna tan grande como las de la isla Champ.
Sin embargo, el geólogo austriaco Sepp Fridhubera afirmó que las formas redondeadas de las rocas se formaron bajo el agua y que tienen un núcleo orgánico en el centro.
Prácticamente cada geólogo parece tener su propia teoría.
La isla Champ lleva el nombre de William S. Champ, un representante del industrial estadounidense William Ziegler, que financió varias exploraciones árticas pioneras del siglo XIX.
Interesante lugar, ¿no crees?