Matthew Silverstone en su libro “Cegados por la Ciencia”, menciona cómo los arboles pueden ayudar en temas de depresión, niveles de concentración y estrés.
Lo curioso es que también asegura que el abrazar un árbol puede ayudarnos a disminuir el dolor de cabeza.
Pero este no es el único estudio, Marc Berman del Instituto de Investigación Rotman de Baycrest en Toronto, realizó una investigación junto a algunos socios de la Universidad de Michigan y la Universidad de Stanford, donde coincidieron que realizar una caminata en la naturaleza ayuda a las personas con depresión mayor.
La práctica de abrazar un árbol es realizada principalmente por animales, una investigación realizada por Natalie Briscoe de la Universidad de Melbourne, estudió el efecto de abrazar arboles con los koalas y descubrió que es una práctica que ayuda a bajar la temperatura corporal, ayudándolos a mantenerse más frescos. Por esta razón se relaciona estrechamente con la disminución del dolor de cabeza en humanos.
El contacto con la naturaleza ayuda al cerebro a relajarse y a entrar en un estado de contemplación, lo que ayuda a restaurar las capacidades cognitivas.