Tres meses antes de iniciar la defensa de su título en la Copa Mundial femenina, las jugadoras de la selección de Estados Unidos redoblaron su pulseada legal con la Federación Estadounidense de Fútbol en procura de igualdad de oportunidades y salario.
Las jugadoras presentaron el viernes una demanda por discriminación de género contra la federación. Radicada en un tribunal federal, las jugadoras acusan a la federación (USSF) de “discriminación de género institucionalizada”, lo que incluye que no reciben los mismos salarios que sus colegas del combinado masculino.
La selección femenina lleva años planteando sobre temas relacionados con la igualdad de género y exigieron un pago equitativo en la última negociación de su contrato colectivo hace dos años.
“Creo que mucha gente nos mira a nosotras, a la selección, la voz colectiva que tenemos y lo que defendemos, como fuente de inspiración y fuerza. Nos ven como aliadas en esta lucha más trascendental por la igualdad y los derechos humanos”, dijo la atacante Megan Rapinoe, una de las capitanas de la selección y veterana de 149 partidos internacionales.
Las 28 integrantes del más reciente seleccionado presentaron la demanda en un tribunal de distrito en Los Ángeles, amparándose con la Ley de Igualdad Salarial y el Título VII de la Ley de Derechos Civiles.
La demanda, que busca un estatus colectivo, se presentó en el Día Internacional de la Mujer. Al pedir cobrar por daños y prejuicios, las futbolistas exigen pago retroactivo.
“Creemos que es nuestro deber ser los ejemplos que nos hemos planteado ser y luchar por lo que sabemos que legalmente nos merecemos”, indicó la delantera Christen Press a The Associated Press. “Y ojalá que eso inspire a mujeres en todas partes”.
La Asociación de Futbolistas de Estados Unidos no forma parte del proceso legal, pero indicó en un comunicado que “respalda el objetivo de las demandantes de eliminar la discriminación de género de la USSF”.
La USSF no tuvo una reacción inmediata.
Las selecciones nacionales de Estados Unidos cuentan con contratos y estructuras salariales distintas, es decir no cobran lo mismo.
De acuerdo con la demanda, entre marzo de 2013 hasta el 31 de diciembre de 2016, cuando expiró el previo contrato colectivo, las jugadoras de la selección femenina podrían recibir un salario máximo de 72.000 dólares, más bonificaciones por ganar partidos no oficiales, participaciones y victorias en el Mundial y el resultado en los Juegos Olímpicos.
“Una comparación de los pagos de las selecciones indican que si cada equipo disputara 20 amistoso en un año y ganaba todos los 20 amistosos, las jugadoras de la selección femenina cobrarían un salario máximo de 99.000 dólares o 4.950 por partido, mientras que un jugador de la selección masculina, recibiría un promedio de 263.320 o 13.166 por partido contra los diversos rivales que enfrentan”, menciona la demanda.
La desigualdad fue evidente en los mundiales. En Brasil 2014, la federación le dio al equipo masculino un bono de 5,4 millones de dólares tras la eliminación en los octavos de final. El combinado femenino recibió un bono de 1,72 millones tras consagrarse campeonas en el Mundial de Canadá 2015.