En pleno 2019, una joven llamada Yvette Harvie-Salter fue expulsada en una piscina pública, a la que solía acudir hasta dos veces por semana, porque según el juicio de la gerente del lugar, su bikini era demasiado “inapropiado” y causaba molestias a otros visitantes, sobre todo a mujeres.
Según lo relatado por la chica, los hechos sucedieron en Auckland, una ciudad de la isla norteña de Nueva Zelanda, en donde ella reside.
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El relato detalla que la acusada estaba disfrutando del día cuando la gerente del lugar la llamó para tener una plática en privado con el único objetivo de indicarte que la gente estaba molesta por su ropa aparentemente demasiado reveladora.
Pero la cosa no terminó ahí pues Yvette fue cuestionada sobre si no tenía otros trajes de baño en casa para usarlos de manera pública, esto a pesar de que ella asegura que durante meses había asistido con las mismas prendas a nadar al mismo establecimiento y nunca antes había tenido problemas.
“Compré mi bikini en una tienda común que está sobre la carretera de camino aquí. Todas las prendas de la tienda son iguales al mío”, declaró la joven.
En redes sociales, Yvette mostró cómo es el traje de baño por la que la expusieron y humillaron en el lugar.
A todo lo anterior se suma que incluso la encargada dejó claro que no había un reglamento sobre la forma en que la gente debe ir vestida, pero aún así la joven de 26 años y su novio tuvieron que dejar el lugar.
“A los hombres nadie les dice nada cuando usan trajes de baño demasiado pequeños o ajustados”, manifestó.
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Cuando Yvette y su novio tomaron sus cosas para irse, exigieron que les fuera devuelto el dinero que pagaron por entrar, pero lo único que sucedió fue que el personal se burló de la petición cuando fueron ellos quienes les negaron el servicio de manera injustificada y les causaron molestias.