Antes de vender su mansión frente al mar en Miami, Lenny Kravitz solía quedar a grabar allí con su amigo Mick Jagger. Entre sesión y sesión hacían lo que bautizaron como “descansos de caviar y champán”. “Cuando daba la medianoche, Mick decía: ‘Paramos, es la hora de nuestro ritual’. Hay muchas maneras de beber Dom Pérignon, pero ninguna se parece a tomarlo con Mick Jagger”, cuenta el cantante. “Justo anoche hablé sobre él con Denzel Washington. Ambos estamos preocupados por la reciente intervención de corazón que le han hecho. Estuvimos charlando sobre cómo prepararnos para la madurez. En mi caso es sencillo: espero mantenerme lo suficientemente sano y fuerte como para seguir haciendo lo que me gusta cuando sobrepase los 70”. Tiene tiempo, aún bordea los 55.
La afición de Kravitz a descorchar botellas de la mítica casa francesa viene de largo, pero se ha reforzado en los últimos dos años, en los que ha firmado como su director creativo. Una aventura que le ha permitido ahondar en otras facetas artísticas paralelas a la música, como la fotografía y el diseño industrial. Ayer recibía en un restaurante ultrachic de Milán para exhibir por primera vez en Europa las fotos que tomó durante una festiva sesión en un casoplón diseñado por él mismo en Los Ángeles donde aparecen amigos como los actores Susan Sarandon y Harvey Keitel, el diseñador Alexander Wang, la modelo Abbey Lee y su hija Zoe Kravitz, entre otros. Todos brindando con Dom Pérignon, por supuesto. La cita le sirve como excusa para presentar también una edición limitada, un cofre y una mesa de lujo pensada para tomar champán diseñados por él.