El gobierno salvadoreño del presidente Nayib Bukele lanzó un plan de combate a las extorsiones que cometen las pandillas a fin de golpear las finanzas de esos peligrosos grupos.
“Estamos lanzando un plan de recuperación de territorios, vamos tras las extorsiones, a golpear las finanzas de los grupos criminales”, aseguró en una rueda de prensa el ministro de Justicia y Seguridad, Rogelio Rivas.
En virtud de ese plan, la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fuerza Armada desplegaron 2.500 agentes y 3.000 soldados, respectivamente, en una docena de municipios muy afectados por las extorsiones de las pandillas y que incluyen el propio centro de la capital San Salvador.
Plan operativo
Los agentes policiales y soldados también fueron desplegados en otros municipios vecinos a la capital entre ellos Mejicanos, Cuscatancingo, Ciudad Delgado, Ayutuxtepeque, Apopa, San Martín, San Marcos, así como las ciudades de Santa Tecla, Colón y Santa Ana en el occidente del país, y San Miguel en el oriente.
“Es un plan de presencia territorial, se mantendrá una presencia permanente de elementos de seguridad en estos municipios para evitar que las estructuras criminales continúen realizando extorsiones, vamos a golpear sus finanzas”, sostuvo Rivas.
El ministro no proporcionó otros detalles sobre lo que implica el plan de combate a las extorsiones, pero sí mencionó que se irá “extendiendo” poco a poco a todo el país.
En tanto, el director de Centros Penales, Osiris Luna, aseguró que como parte del plan se incrementarán las medidas de seguridad en prisiones para “evitar” comunicaciones telefónicas entre pandilleros presos con sus estructuras que están en libertad.
Las pandillas en El Salvador tienen unos 70.000 miembros, de los cuales casi 17.000 están encarcelados.
Situación en El Salvador
Esos grupos criminales son señalados por las autoridades de ser los responsables de las extorsiones que ocurren en el país.
Las extorsiones afectan no solo a pequeños comercios sino también a empresas, al transporte colectivo de pasajeros, y no acceder a su pago implica el riesgo de que la pandilla asesine a su víctima o a personas cercanas a ella.
No hay datos fiables de cuántas extorsiones ocurren a diario debido a que muchos afectados no las denuncian ante el temor a represalias.
El Salvador se mantiene como uno de los países sin guerra más violentos del mundo con un promedio de 51 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2018, en su mayoría atribuidos a las pandillas.