Alemania devolvió al estado de Alaska, Estados Unidos, unas diez obras sacadas a fines del siglo XIX de tumbas pertenecientes a poblaciones autóctonas y que se encontraban en un museo de Berlín.
Los nueve objetos funerarios, entre los cuales hay fragmentos de una máscara de madera y una cuna, fueron devueltos el miércoles a un representante de la región de Chugach, indicó en un comunicado la Fundación de la herencia prusiana, que administra los museos de la capital alemana.
Situada en el suroeste de Alaska, la región de Chugach fue habitada durante miles de años por el pueblo Sugpiaq, también conocido con el nombre de Alutiiq.
Según la Fundación alemana, los objetos, tomados en ese sector de Alaska, fueron trasladados a Alemania en los años 1882-1884 a petición del Museo Real de Etnología.
“Todo conduce a pensar que esos objetos provienen de un saqueo de tumbas y no de una exploración arqueológica” reglamentaria, indicó la Fundación en su comunicado.
“Estos objetos fueron sacados en aquella época de tumbas sin la autorización de los pueblos locales, y, por lo tanto, de manera ilegal. No pertenecen por lo tanto a nuestros museos”, declaró en un comunicado su presidente, Hermann Parzinger.
Los museos europeos se encuentran actualmente bajo presión para devolver las obras obtenidas por saqueo o de forma dudosa.
En este contexto, Alemania, que se concentró durante mucho tiempo en el arte robado a los judíos durante la etapa nazi de Adolf Hitler, tomó desde hace poco conciencia de su pasado colonial y de las obras saqueadas durante este periodo, que se acabó después de la Primera Guerra Mundial.
La Fundación del patrimonio cultural prusiano comenzó de esta forma a interesarse en los orígenes de restos humanos, entre los cuales un millar de cráneos, en su mayoría originarios de Ruanda, llevados a Europa en la época colonial en el marco de investigaciones “raciales”.
AFP y El País.