En un acto sin precedentes en la historia reciente del fútbol español, el Real Madrid ha decidido no participar en los eventos institucionales previos a la final de la Copa del Rey 2025, programada para este sábado 26 de abril.
El club blanco ha comunicado su ausencia en la conferencia de prensa oficial, el entrenamiento abierto al público y la tradicional fotografía oficial previa al encuentro, en protesta por lo que considera una grave falta de imparcialidad y profesionalismo por parte del colectivo arbitral y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF).
Real Madrid se plantó contra la RFEF
La decisión del club merengue se dio tras una rueda de prensa inusualmente emotiva ofrecida por los árbitros designados para la final, Ricardo de Burgos Bengoetxea y Pablo González Fuertes. En dicho acto, De Burgos, con lágrimas en los ojos, narró el acoso escolar que su hijo ha sufrido, asegurando que ha sido tildado de "hijo de un ladrón" debido a los señalamientos realizados en Realmadrid TV, el canal oficial del club. González Fuertes, por su parte, advirtió que el colectivo arbitral comenzará a tomar "medidas más fuertes" ante el constante hostigamiento mediático.
Ante este escenario de creciente tensión, el Real Madrid emitió un comunicado oficial en el que expresa su profundo malestar con las declaraciones de los árbitros y exige explicaciones y acciones concretas por parte de la RFEF. En el texto, el club cuestiona la idoneidad de los colegiados para dirigir un encuentro de tal magnitud después de emitir opiniones consideradas como "hostiles" y "amenazantes" contra la entidad blanca.
Comunicado
"El Real Madrid C. F. considera inadmisibles las manifestaciones públicas realizadas hoy por los árbitros designados para la Final de la Copa de S. M. el Rey [...] Estas manifestaciones, que han puesto el foco de manera sorprendente contra los vídeos de un medio de comunicación amparado en la libertad de expresión, como es Realmadrid TV, realizadas de manera premeditada 24 horas antes contra uno de los participantes de la final, demuestran, una vez más, una clara y manifiesta animadversión y hostilidad de estos árbitros contra el Real Madrid".
"Declaraciones aún más sorprendentes todavía, bajo un tono amenazante, aludiendo a la unidad de los árbitros, para anunciar supuestas medidas o actuaciones que distan mucho de los principios de equidad, objetividad e imparcialidad que deberían imperar a escasas horas de un acontecimiento futbolístico que centra la atención de cientos de millones de personas en todo el mundo".
"Ante la gravedad de lo sucedido, el Real Madrid espera que los responsables de la R. F. E. F. y del estamento arbitral procedan en consecuencia, adoptando las medidas correspondientes en defensa del prestigio de las instituciones que representan".
Un conflicto que trasciende el terreno de juego
Este nuevo episodio marca un punto crítico en las ya tensas relaciones entre el Real Madrid y la RFEF, en particular con el estamento arbitral. En los últimos años, Realmadrid TV ha emitido múltiples contenidos audiovisuales en los que analiza —de forma crítica y detallada— el desempeño de los colegiados en partidos del equipo blanco, lo que ha generado un malestar creciente en el colectivo arbitral. Sin embargo, el club siempre ha defendido estas producciones como un ejercicio legítimo de libertad de expresión y derecho a la información.
La respuesta emocional de De Burgos Bengoetxea y las palabras de González Fuertes han encendido las alarmas en el club madrileño, que interpreta estas declaraciones como una amenaza directa y una evidencia de parcialidad. En este contexto, la decisión de no acudir a los actos institucionales previos a la final no solo representa una protesta simbólica, sino también un mensaje claro de desconfianza hacia el sistema arbitral que rige el fútbol español.
La final de la Copa del Rey, que se celebrará bajo la atenta mirada de millones de aficionados alrededor del mundo, se ve ahora ensombrecida por esta disputa que ha trascendido lo deportivo. La ausencia del Real Madrid en los actos protocolarios marca un precedente sin comparación reciente y deja en evidencia una fractura institucional que amenaza con empañar uno de los partidos más esperados del calendario futbolístico.
