Esta semana, por ejemplo, unos 550 reclusos fueron enviados a la región del vino, donde violentos incendios se propagan de forma descontrolada y dejan ya más de 30 muertos, miles de evacuados y barrios enteros destruidos.
En la cárcel son presos, pero afuera son bomberos, como cualquier otro. No hay esposas o cadenas, ni siquiera hay custodios: los distingue el traje naranja y la palabra “recluso” estampada en una pierna del uniforme, y la paga que reciben.
Salario
Por arriesgar la vida en la línea de fuego ganan un dólar la hora, contra un mínimo promedio de 17,7 dólares/hora para un bombero profesional.
Su principal trabajo es evitar que las llamas se propaguen, cortando árboles con sierras eléctricas y cavando canales con picos y arados en el pasto, alrededor del fuego, para contenerlo.