La máxima autoridad judicial estadounidense agudizó el miércoles la guerra de palabras con Chicago, la tercera ciudad del país, con mayor resistencia a endurecer las políticas migratorias.
“No podemos seguir dando el dinero de los contribuyentes a ciudades que socavan activamente la eficacia de la ley federal”, dijo el fiscal general, Jeff Sessions, en Miami, donde la política de “santuario” fue abandonada para continuar recibiendo fondos federales.
Las declaraciones de Sessions forman parte de los esfuerzos de la administración del presidente Donald Trump para presionar a las llamadas “ciudades santuario” para que incrementen su cooperación con la política migratoria o, de lo contrario, pierdan fondos federales.
La semana pasada, Chicago presentó una demanda contra el gobierno por esta amenaza. California, el estado más poblado del país, y la ciudad de San Francisco también presentaron demandas.
“Siempre seremos una ciudad de bienvenida”, dijo el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, afirmando que la administración Trump ataca a los inmigrantes.
El mandatario ha mencionado reiteradamente la violencia en Chicago, que el año pasado marcó un récord sobre las dos últimas décadas.
Por su parte, el condado de Florida, que incluye a Miami, registra un declive de los crímenes violentos desde 2012, previo al inicio de la administración Trump.