El conductor que arrolló a una multitud en una turística avenida de Barcelona podría estar entre los cinco presuntos terroristas abatidos por la fuerzas de seguridad la madrugada del viernes en otra localidad de Cataluña, informó la policía regional.
Los investigadores también señalaron que los sospechosos planeaban cometer “atentados de mayor alcance”, pero la explosión acontecida en una casa donde presuntamente preparaban artefactos explosivos aceleró los sucesos, dijo el comisario jefe de la policía regional de Cataluña.
Esta comunidad autónoma del noreste de España vivió el jueves un doble atentado con un atropello masivo en pleno centro de Barcelona, que causó 13 muertos y un centenar de heridos, y otro ataque similar en Cambrils, 120 kilómetros al sur, con un balance de un muerto, seis heridos y cinco “presuntos terroristas” abatidos.
Preguntado sobre si el conductor de Barcelona podía estar entre estos abatidos, el comisario jefe Josep Lluís Trapero dijo que “la línea de investigación apunta en ese sentido” pero aún no hay una “prueba concreta” que permita afirmarlo.
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Por el momento, los forenses identificaron a tres de los cinco sospechosos muertos, agregó.
La masacre, reivindicada por la organización yihadista Estado Islámico (EI), podría haber sido peor, reconoció este mando policial.
“La tesis que estamos barajando” es que “se estaban preparando ya desde hace algún tiempo alrededor de este domicilio de Alcanar”, municipio 200 km al sur de Barcelona donde en la noche del miércoles se produjo la explosión, explicó Trapero.
“La explosión en Alcanar lo que ha hecho es evitar (…) atentados de mayor alcance del que se ha producido”, añadió.
La policía sospecha de un “grupo de personas”, cuyo número no precisó, vinculados con el hallazgo de cuatro vehículos y las cuatro localidades catalanas en el centro de la investigación: Barcelona, Cambrils, Alcanar y Ripoll, donde se detuvo a tres personas, entre ellas al hermano del principal sospechoso.
El comisario jefe explicó que los cuatro detenidos hasta el momento eran jóvenes, de entre 21 y 34 años, y no tenían antecedentes por delitos relacionados con el terrorismo, aunque algunos habrían cometido delitos comunes.