El Big Ben de Londres marcó este lunes las 12 campanadas del mediodía antes de quedar callado durante cuatro años, en los que se realizarán obras de restauración, aunque el lapso podría reducirse ante el descontento de muchos británicos.
Más de un millar de personas se reunieron a los pies del Palacio de Westminster, sede del Parlamento británico, para escuchar de cerca los últimos tañidos de las campanas antes de que la famosa torre y el reloj se sometan a un tratamiento de rejuvenecimiento de 29 millones de libras (31,7 millones de euros; unos 37 millones de dólares).
“Desde donde vivo, puedo verlo, he vivido toda mi vida cerca de él. Perdemos una parte de Londres. ¡Tengo 72 años y me da miedo que ésta sea la última vez que lo escucho! […] Fue muy emotivo”, reconoció a la AFP Denise Wiand, residente al otro lado del Támesis.
“La muchedumbre escuchaba con mucha atención […] Es casi un momento histórico”, declaró Thomas Moser, turista alemán de 54 años.
El Big Ben es estrictamente la campana del gran reloj, pero popularmente da nombre al conjunto de la torre victoriana, de 96 metros de altura y construida en 1856, y su reloj.
La campana pesa 13,7 toneladas, señala cada hora y está rodeada de otras cuatro más pequeñas que marcan los cuartos de hora.
Para los trabajos de renovación, la campana se desconectará y su “dong” dejará de marcar las horas como ha hecho en los últimos 158 años casi sin excepción.
El reloj seguirá funcionando gracias a un mecanismo eléctrico de sustitución, y al menos una de sus cuatro esferas permanecerá visible al público.
Con información de AFP