El gobierno venezolano denunció este miércoles que la escasez de gasolina en la turística isla de Margarita (noreste) se debe a las sanciones financieras de Washington.
Un buque que llevaba el combustible para la isla permanecía fondeado porque en Estados Unidos se retrasó el pago de la importación, pero se preveía que este miércoles iniciara el descargue, dijo a periodistas el ministro de Petróleo, Eulogio del Pino.
El funcionario señaló que debido a “estas sanciones del gobierno” estadounidense los pagos se hacen efectivos tres o cuatro días después de la orden, “porque comienzan las oficinas de fiscalización norteamericana a chequear procedencia”.
Del Pino aludía a un decreto del presidente Donald Trump, que prohibió el 25 de agosto transar nueva deuda emitida por el gobierno venezolano y la petrolera estatal PDVSA.
Las sanciones de Trump, sin embargo, no refieren medidas sobre las exportaciones e importaciones de petróleo.
Previo a esa ordenanza, el Departamento del Tesoro sancionó al presidente Nicolás Maduro y a una veintena de funcionarios y excolaboradores del gobierno, prohibiendo a sus ciudadanos hacer negocios con ellos.
Maduro denunció recientemente que por el decreto se han generado problemas para el pago a proveedores en el exterior y en la importación de alimentos y medicinas, en grave escasez.
Debido al incidente en Margarita, el gobierno dispuso que un buque de PDVSA abasteciera a la isla, indicó el ministro, quien estimó que la situación se normalizará en breve.
En las estaciones de servicio del territorio insular se registran desde hace una semana largas colas de usuarios para aprovisionarse de gasolina.
Aunque Venezuela posee las mayores reservas de crudo del mundo y refinerías incluso en Estados Unidos, debe importar nafta para cubrir la demanda. Según el diputado opositor y economista José Guerra, esas compras ascienden a 45.000 barriles diarios.
Ante versiones sobre desabastecimiento en Caracas, como ocurrió en marzo en esta y otras ciudades del país, la AFP realizó un recorrido por estaciones del este de la capital donde comprobó filas inusuales.
“Muchas bombas (estaciones) están cerradas y me metí aquí porque ya casi no me queda gasolina. Es insólito que también nos falte la gasolina en este país”, relató Andreína Sequino, de 24 años.
Sumergido en una aguda crisis económica, el país caribeño tiene la gasolina más barata del mundo, al punto que con un dólar a la tasa del mercado paralelo se pueden comprar unos 25.000 litros de 91 octanos.