22 países de las Américas han aumentaron sus gastos públicos en salud entre 2010 y 2014, en la gran mayoría ese incremento fue inferior al registrado en el lustro anterior, entre 2005 y 2009, con la excepción de Bolivia, Paraguay y Perú.
El informe quinquenal Salud en las Américas 2017, presentado el pasado martes por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), solo Cuba 10%, Estados Unidos 8%, Canadá , Costa Rica y Uruguay 6% lograron cumplir esa recomendación, por otra parte, los países que menos invierten en salud son Haití y Venezuela, con menos del 2% de su PIB. Otros con una inversión entre el 2 y el 4% de su PIB son Guatemala, Argentina, República Dominicana, México, Perú, Brasil y Chile. Mientras que Honduras, El Salvador, Paraguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Colombia y Panamá invierten entre un 4 y un 6%.
Las diferencias son evidentes cuando se comparan las cifras entre los que más y menos invierten, como ejemplo tomaremos tres indicadores clave:
- La esperanza de vida al nacer en Cuba, Costa Rica y Uruguay es de más de 77 años. En Venezuela es de 74 y en Haití es de 63.
- El índice de mortalidad infantil en esos países que más invierten no sobrepasa los ocho niños por cada 1.000 que nacen vivos. Mientras que en Venezuela es de 14 y en Haití es de 59.
- Y el índice de mortalidad materna, que en Uruguay es 18 mujeres por cada 100.000 nacimientos vivos y en Cuba 41, en Venezuela es de 68 y en Haití 157.
En promedio general sí se consiguió reducir a la mitad la mortalidad materna entre 1990 y 2015, la desigualdad es “persistente” porque el 50% de las muertes se siguen concentrando en el 20% de poblaciones con menor desarrollo humano. Es por ello que si los gobiernos destinaran e invirtieran transparentemente los presupuestos empezando por abajo, estaríamos garantizando nivel y calidad de vida para los más pobres.
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