La dimensión desconocida de los objetos perdidos.
A todos nos ha pasado, y sino ya lo vivirán, extraviar las benditas llaves: De la casa, oficina, carro, casa chiquita, (ay cochinotes). Llevamos prisa, necesitamos algo importante y las llaves no aparecen.
Las etapas son:
Paso dos:
Paso tres:
Y luego de darle vuelta al “cuarto” (habitación), la sala, cocina, a la casa entera, rematar con el perro, buscar en el carro, llamar a los últimos lugares donde estuviste preguntando si de casualidad “encontraron” una llaves, indagar entre los compañeros de trabajo buscando encontrar una señal que ellos te escondieron las benditas llaves, le preguntas a tu sacro santa madre o esposa por la llaves sabiendo que lo que te contestarán: Ahí donde las dejaste tienen que estar…
Agotadas todas las posibilidades y esperanzas que aparezcan esas benditas llaves, te resignas y usas tu ultimo recurso:
Pero en el fondo sabes que las benditas llaves, se están burlando de ti y que por arte de magia aparecerán.
Y eso me paso a mi (JJ Barrios) luego de una semana buscando las #$%&?# llaves y cuando la había llamado al cerrajero aparecieron. Pinche llanta, y al sacar la de repuesto, ahí estaban las benditas llaves.
Otro día hablamos de esa dimensión desconocida a donde se va el control remoto de la Tele.
JJ Barrios