En el programa A Primera Hora de hoy estuvo como invitado José Carlos Ugaz Sánchez-Moreno, jurista peruano, exprocurador Ad-Hoc de la Nación en el caso del expresidente Alberto Fujimori y su exasesor presidencial Vladimiro Montesinos.
Fujimori, quien gobernó ese país entre 1990 y 2000, cumple una cadena de 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad, secuestro agravado y corrupción. Montesinos ha sobrepasado la treintena de condenas impuestas por delitos de corrupción y asesinato.
Ugaz Sánchez-Moreno fue artífice de esas condenas. Durante su permanencia en Guatemala participó en varias actividades relacionados con el tema de la corrupción y en el programa A Primera Hora dio a conocer su particular punto de vista de cuál debería ser el desafío de los países latinoamericanos en su lucha contra la corrupción.
¿Cómo se podría explicar que después de dos años de capturas y de ataque contra la corrupción, dé la sensación de que todavía sigue la corrupción?
El tema de la corrupción en América Latina es dramático en el sentido de que de 0 sobre 100 (100 es la calificación del más limpio del mundo, porque no todo es totalmente limpio) los países escandinavos, Dinamarca y Nueva Zelanda aparecen como los más limpios.
Los países de América Latina están por debajo del 30. Guatemala, en 2016, aparece en el puesto 28 de 100, es una nota muy deficitaria.
En Perú, con el caso Lava Jato, la corrupción es histórica. Se implementó desde la matriz española en el marco de una relación clientelista; la corrupción es sistémica porque está impregnada en los sistemas de nuestros países.
No son episódicas, no se trata de que un gobierno venga cada cuatro años y haga algo, es cuestión de que la población y el Estado hagan algo para combatirla.
¿Cómo se entiende de que en este país se haya declarado non grato a quien preside la Cicig y la lucha contra la corrupción?
América Latina es portafutbolista y promotora de modelos de corrupción. En el caso de Brasil hubo grupos de fiscales enfrentando a unos monstros políticos. Pero ese modelo no se puede replicar en ninguna parte.
El segundo modelo es el guatemalteco, cuyo elemento fundamental es la intervención internacional. El problema en Guatemala es que siempre están enfrascados en que la lucha anticorrupción es izquierdista, y no están viendo la foto grande que la Cicig les está presentando.
Hoy día tienen un expresidente y una vicepresidenta en la cárcel y se han desarticular estructuras de corrupción.
¿Saben que Ucrania está pidiendo a gritos una Cicig en su país? Lo que pasa en Honduras es una buena vibra de lo que ocurre en Guatemala.
Es malo que se manosee una experiencia respaldada por la ONU, por cuestiones políticas.
¿A qué se refiere?
A que la justicia fue secuestrada en Guatemala, como también ocurrió en Perú y en Brasil. Hubo factores que no tienen una justificación de análisis político muy razonable.
¡Imagínense…! La comunidad internacional negociando con las autoridades guatemaltecas un modelo anticorrupción, y por genialidad de algunos guatemaltecos que dijeron ‘ensayemos esta opción’ para combatir la corrupción… y funcionó.
En Guatemala muchos señalan que la Cicig y el MP presentan casos, pero estos no avanzan…
El MP se ha empoderado de la mano de fiscal Thelma Aldana, y del grupo elite de investigación con el soporte internacional de Cicig. La opinión pública le ha dado una muestra al mundo de esa lucha anticorrupción. Miles estuvieron parados durante semanas hasta lograr resultados.
Ahora, los actores judiciales, es una segunda etapa que debe ser un poder vigoroso. En Guatemala lo que ha habido es una combinación de crimen organizado y corrupción, y el caso La Línea es un buen ejemplo de esa situación.
¿Eso ayuda en la percepción que se tiene del país?
El Índice de Percepción de la Corrupción no refleja la foto del momento. En unos dos o tres años Guatemala va a subir considerablemente. Cuando empiecen las condenas y los resultados… ya ustedes tienen a altos funcionarios y empresarios esperando su condena.
No creo que haya una confrontación ideológica. Aquí hay quienes piensan que la anticorrupción es de izquierda, y eso enfrenta a los empresarios. La confrontación de la corrupción debe ser técnica y clara.
Efectivamente puede haber riesgos, porque se pueden violar algunas garantías. La lucha contra la corrupción no puede pasar sobre los derechos ciudadanos. Que en el camino pueda haber algunos excesos, sí, podría haberlos, pero hay que corregirlos.
¿Qué hacer en adelante?
Hay un mensaje optimista y de esperanza: Sí se puede. Y lo han demostrado empresas en distintos países del mundo. ¿Por qué la iniciativa privada no lidera la lucha contra la corrupción? No hay duda de que la corrupción es negativa.
Hoy día los economistas tienen claro que no solo con índices económicos se puede medir el desarrollo, a eso se agrega la profundización de la pobreza, inequidad.
Lamentablemente nuestros empresarios han tenido la mentalidad equivocada de ‘pongo US $100 y quiero US $100 mil en seis meses… eso ya no es sostenible ahora.
La corrupción, no paga. En el corto plazo puede haber alguna ganancia, pero en el largo plazo, pierde plata, se va preso. En Brasil, en Perú, en Ecuador y aquí hay altos funcionarios en el banquillo de los acusados rindiendo cuentas.
¿Cómo recuerda el caso del expresidente Fujimori?
En principio eso fue anecdótico, porque fue él quien me nombró para la investigación.
Para los que tuvimos a cago esa investigación, creímos que era un caso típico latinoamericano, pero nos encontramos con que era una red criminal que había capturado un Estado. Nos enfrentamos a poderes inmensos, lo mismo ocurrió en Brasil, en Ecuador… en Argentina.
Fujimori quería capturar a Montesinos porque sabía que lo había filmado. Montesinos tenía la manía de filmarlo todo. Fujimori quería desaparecer todos esos videos.
En esas circunstancias cuando tenía pocos días de haber sido nombrado, aparece una versión de Pablo Escobar diciendo que era testigo de que Fujmori había recibido US $1 millón del narcotráfico para su campaña. Montesinos lo había filmado recibiendo el dinero.
Cuando todo se descubrió, Fujimori se fue a Japón y se refugió ahí hasta que finalmente fue capturado en Chile.
El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, ha dicho que podría indultar a Fujimori…
Quien tiene que definir eso no es el Presidente ni yo, es un médico el que tendrá que decirlo. La ley peruana dice que si hay una persona en grado terminal y que podría correr el riesgo de morir en prisión, es sujeto de que se le aplique el derecho humanitario. Si hay un médico serio que diga que él está en esa situación, en buena hora, que salga de prisión.
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