Centenares de miles de rusos de todas las edades desafiaron esta semana el frío para bañarse en las gélidas aguas de ríos y estanques con motivo de la celebración del Bautismo de Cristo, una de las festividades más importantes de la Iglesia ortodoxa.
“Siempre he querido hacerlo pero no me atrevía, luego me casé, tuve dos hijos y mi cabeza estaba en otro sitio, pero este año me bañaré sin falta”, dijo a Efe Milana Nikolaeva, una moscovita de 36 años.
En la mayor parte del territorio de Rusia el rito, que recuerda el bautismo de Jesús por San Juan Bautista en el río Jordán, comienza alrededor de la medianoche, después de que en las iglesias se celebren liturgias y se bendigan las aguas donde se sumergen los fieles.