Con la embajada rusa diciéndole a Gran Bretaña que no debería amenazar a una nación nuclear, se le podría perdonar la preocupación de que la catástrofe sea inminente. Las consecuencias del uso de Rusia de armas químicas en suelo del Reino Unido en el envenenamiento del exespía ruso Sergei Skripal, con los Estados Unidos esta noche respaldando al Reino Unido en la ONU, tienen tensiones más altas que nunca en medio de la amenaza de una nueva Guerra Fría También hemos tenido el programa de lanzamiento de misiles nucleares en curso emprendido por Kim Jon-Un y Corea del Norte.
El alcance y el horror de una “Tercera Guerra Mundial” es impensable, pero la Reina tiene un discurso preparado en caso de que suceda.
Escrito en 1983 en el apogeo de la Guerra Fría, y citado por la BBC, aunque algunas partes de él son de su tiempo, en su mayoría sigue siendo hoy tan escalofriantemente relevante como lo fue entonces.
Comienza con una referencia al discurso navideño tradicional de la Reina, diciendo: “Los horrores de la guerra no podrían haber parecido más remotos ya que mi familia y yo compartimos nuestra alegría navideña con la creciente familia de la Comunidad. Ahora, esta locura de guerra se está extendiendo una vez más por el mundo y nuestro valiente país debe prepararse nuevamente para sobrevivir contra grandes obstáculos.
Nunca he olvidado el dolor y el orgullo que sentí cuando mi hermana y yo nos acurrucamos alrededor de la sala de juegos escuchando las palabras inspiradoras de mi padre [George VI] en ese fatídico día de 1939 [al comienzo de la Segunda Guerra Mundial].
Ni por un solo momento imaginé que este solemne y terrible deber me caería un día.
Pero cualesquiera que sean los terrores que nos esperan a todos, las cualidades que han ayudado a mantener nuestra libertad intacta dos veces durante este triste siglo serán una vez más nuestra fortaleza.
La Reina introduce una nota personal en el discurso y agrega:” Mi esposo y yo compartimos con las familias de toda la tierra el temor que sentimos por los hijos e hijas, esposos y hermanos que se han alejado de nuestro lado para servir a su país.”
En 1983, el Príncipe Andrés prestó servicios en la Marina Real, algo que también mencionó.
“Mi querido hijo Andrew está en este momento en acción con su unidad y rezamos continuamente por su seguridad y por la seguridad de todos los hombres y mujeres en el hogar y en el extranjero. Es este vínculo cercano de la vida familiar que debe ser nuestra mayor defensa contra lo desconocido.
Si las familias permanecen unidas y resueltas, dando cobijo a quienes viven solos y sin protección, la voluntad de sobrevivir de nuestro país no se puede romper”.
El discurso concluye diciendo que el mensaje de la Reina a la nación era “simple”.
“Mientras nos esforzamos juntos para luchar contra el nuevo mal, recemos por nuestro país y por los hombres de buena voluntad donde sea que estén. Dios los bendiga a todos”.
