Marvin Yacon forma parte de las brigadas de los Bomberos Municipales Departamentales que participan en las jornadas de rescate de víctimas de la aldea El Rodeo, Escuintla, que el domingo 3 de junio fue arrasada por los millones de toneladas de flujos piroclásticos lanzados por el volcán de Fuego.
Hasta el momento las autoridades contabilizan 103 víctimas mortales, miles de desaparecidos y más de un millón y medio de damnificados, aparte de otras miles de personas que son atendidas en los 12 albergues que fueron activados en Escuintla y en Santa Lucía Cotzumalguapa.
Este es el relato, en el programa A Primera Hora, de un hombre que cuenta qué se siente buscar víctimas entre las cenizas de un volcán.
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Es una situación difícil
Como integrantes de los Bomberos Municipales Departamentales he participado en situaciones similares, pero esta es especial por el tipo de materiales acumulados.
Lo triste y lamentable, como rescatista, es llegar a un lugar y sentirse impotente. Uno quisiera solucionar la situación de las víctimas, pero hay procedimientos que hay que seguir, cuidando la seguridad del personal.
¿Por qué especial? Por el tipo de materiales que se acumularon. Es una temperatura elevada. Es un lugar donde el procedimiento a seguir no es como cuando se atiende una emergencia en un deslave. Aquí entre más se cava, más alta es la temperatura que se siente.
Preparados, pero…
En cuanto al peligro que se corre, seguimos los procedimientos de seguridad, pero llega un momento en que nos alertan y hay que evacuar el lugar. Muchas veces nos dicen que hay que evacuar tratamos que la gente salga y nosotros quedamos de último para verificar que ya no queda nadie.
Cuando suena una alarma, no se sabe qué va a ocurrir. El corazón late fuerte cuando nos dicen “¡salgan…!”. Hay que correr porque peligra la vida. Los signos vitales se descontrolan, lo que uno quiere es sacar a la gente y salir uno.
Así como entramos en orden, así salimos a un lugar más seguro. Luego hacemos un conteo de la gente. Salimos por donde entramos. Si hay madera o láminas, por ese mismo lugar salimos.
El momento del impacto
Estamos preparados física y sicológicamente para estas situaciones, pero hay un momento en que, humanamente, llega una situación impactante hacia uno. Uno no puede derramar lágrimas, pero afecta ver a las víctimas que se ve que trataban de escapar y quedaron atrapadas. Aparentaban salir de las casas y pedir ayuda. Es desgarrador.
Cómo tratar con los familiares de las víctimas en los albergues
Ahí son personas encargadas específicamente para ese lugar, pero si uno llega a esos lugares, a uno le piden que ingrese. Las personas le preguntan a uno qué hacen para identificar dónde están sus familiares. Uno trata de calmarlas de alguna forma.