La restauración de una escultura de San Jorge, tallada en el siglo XVI y que se encuentra en la iglesia de San Miguel de Estella, en la provincia española de Navarra, España, despertó la indignación de algunos y las risas de otros, por la poca calidad del resultado.
La escultura muestra la imagen de San Jorge con armadura, montado a caballo y luchando contra un dragón, pero la restauración, utilizando colores uniformes, sobre todo en el rostro, provocó que el tema se convierta en motivo de actualidad por parte de los lugareños de Estella, una localidad navarra.
La restauración estuvo a cargo de una profesora de manualidades de Estella, al parecer por encargo del párroco de la iglesia. Un trabajo que se realizó sin conocimiento del Ayuntamiento ni de los restauradores competentes.
Ante tal indignación, la Asociación de Conservadores y Restauradores de España (ACRE) calificó de “desastrosa” la renovación de la escultura.
Los expertos criticaron que la renovación de la obra se haya realizado por “personal no capacitado, sin los mínimos criterios de restauración de bienes culturales actuales, lo que ha dado lugar a la destrucción irreversible de una joya del patrimonio navarro”.
‘Ecce Homo’, de Borja
En agosto de 2012 en Borja, un municipio de la provincia de Zaragoza, España Cecilia Giménez restauró el Ecce Homo del santuario de la Misericordia sin contar con la aprobación de nadie.
La obra de Elías García Martínez, quedó con un rostro casi deforme que ocupaba el lugar donde antes estaba el Ecce Homo.
La noticia corrió como la pólvora y en cuestión de horas ya existían cientos de bromas en las redes sociales. La cara de Paquirrín incrustada y otros parecidos razonables reventaban internet. La culpable de semejante estropicio era Cecilia Giménez, una mujer de 85 años amante del arte que decidió echar una mano a sus vecinos retocando la obra con el resultado que todos conocen.
Con información de La Vanguardia