¿Será posible que todos, más de alguna vez hemos sentido envidia? Eso no lo puedo asegurar, pero en definitiva no es lo mejor…ni para la persona que “envidiamos”, y mucho menos para nosotros mismos. En definitiva, la envidia es un veneno que va consumiendo al ser humano.
¿Sabes de dónde viene la palabra envidia? Del latín invidere, que significa “poner la mirada sobre algo”. Y en definitiva, lo sienten las personas con complejo de inferioridad o inseguros o ambiciosos; los llena de amargura, y no los deja ser felices.
Además, el que la padece sufre de consecuencias lamentables. Si te identificas, haz algo al respecto.
- La envidia no te deja progresar: Por supuesto que este tipo de persona se enfoca en los logros y en la vida de los demás, en lugar de centrarse en la suya. Esto, lamentablemente produce su estancamiento, no será feliz ni estará tranquila. Por otro lado, se vuelven más inseguros, negativos y conformistas.
- Vives constantemente frustrado: Todo esto solamente provocará que vivas frustrado y amargado. Nada te hará feliz.
- Dañas tu salud: Sí, aunque no lo creas, tu salud también se ve perjudicada gracias a la envidia. Este sentimiento negativo es tan fuerte, que tu cuerpo lo resentirá de alguna u otra forma.
- Te quedas en un círculo vicioso: Es un círculo vicioso muy difícil de salir; el sentimiento negativo hacia los logros y la felicidad de los demás, solamente te envenenará, y esto te llevará al fracaso y a la frustración.
- Afectarás a los que quieres y te quieren: ¡Sí! Las consecuencias no serán solamente para ti, sino para la gente que te rodea. Al ser una persona envidiosa, te pondrás el papel de víctima; y no olvidemos que esto se contagia, además de que muchos se alejarán de ti.
¿Qué ganas con sentir envidia? Mejor enfócate en salir adelante y en tu propia vida, compartiendo la felicidad de los demás.
Fuente: https://bit.ly/2tvPRAA