El 90 % de las culturas del mundo acostumbran intercambiar besos como una señal afectiva entre los individuos, hasta algunos animales lo realizan para hacer las paces después de una pelea. También existen numerosos estudios que pretenden descubrir cómo y por qué comenzamos a besarnos para mostrar afecto; existen teorías que aseguran el beso es una forma de probar a nuestra pareja antes de decidir si procrearemos con ellos. Independientemente de que quieras procrear —o no— con ese chico o chica que conociste en una fiesta, sigue estos trucos para impresionarlos y disfrutar tus besos:
No lo pienses tanto
Besar no es nada del otro mundo, déjate llevar en el beso y en esa atracción que sientes hacia tu pareja.
Tu posición
Esto ni siquiera debería ser un truco, es bastante obvio, pero la experiencia mejorará si te encuentras en una posición cómoda y natural. Si tu pareja es demasiado alta, aprovecha una banqueta o algo que pueda ayudarte a ganar altura. Tampoco intentes ser contorsionista de la noche a la mañana, eso sólo te distraerá del beso. Si quieres darle variedad, basta con que estén recostados.
Los ojos
Abiertos o cerrados es cuestión de gusto. A algunos les gusta ver a quien están besando a la mitad del beso, otros creen que implica desconectarse y dejar de sentir. No importa cuál sea tu estilo, tan sólo procura no espantar a tu pareja viéndola directamente con los ojos abiertos como platillos cuando se acercan.
Imita a tu pareja
Sabrás que le gusta y asegurarás que le guste lo que tú haces si empiezas a hacer lo mismo que ella.
Reconocer el ritmo
El truco anterior puede ser muy útil, a menos que estés con alguien que también gusta de imitar, así que no tengas miedo a imponer tu propio ritmo, verás que tu pareja responderá positivamente si le gusta: recuerda empezar despacio y ver cómo sube la temperatura con el beso; es importante decir que un beso no es nunca ese choque de lenguas que veías en las caricaturas.
Los labios entreabiertos
Que se sienta la intención de que te van a besar en serio y que no es un beso amigable que te daría un niño pequeño o un amigo en el cachete.
En ese sentido la lengua no lo es todo
Puedes dejar tu lengua fuera de la jugada hasta que en verdad estén prendidos (como lo mencionamos en el punto anterior). También recuerda que tu lengua no debe parecer una serpiente o que la boca de quien estás besando no es un dulce que puedes chupar y recorrer sin cuidado.
Morder su labio
Solo ten cuidado de no hacerlo con demasiada fuerza… a menos que te lo pidan. Comienza a hacerlo con suavidad en el labio inferior y termina con un beso. Tu pareja seguro te lo agradecerá.
También puedes empezar por la comisura de los labios
En lugar de ir directamente al centro de los labios puedes besarle justo en la comisura y dejar que tu pareja sea quien voltee y profundice el beso.
O trazar tu ruta del hombro al cuello y la boca
Esta posición funciona mejor si tu pareja te está dando la espalda. No ir directamente por sus labios te ayudará a encender los ánimos… y quién sabe, tal vez tu pareja tiene su punto débil en ese sitio justo entre el cuello y el hombro.
El lóbulo de la oreja
Si ya estás trazando distintas rutas, no olvides detenerte en el lóbulo de su oreja o en la parte posterior de ésta. Las orejas son zonas erógenas del cuerpo, así que si dedicas un par de segundos a lamer su lóbulo, bastará. Eso sí, tampoco se trata de meterle la lengua entera, mídete, si no, estarás en riesgo de “apagar” a tu pareja.
Juguetea
Lo puedes hacer como foreplay, aumentando el deseo y la anticipación, o bien, lo puedes utilizar como una pequeña pausa en tu sesión de besos. Roza con tus labios, incluso tu lengua, los labios de tu pareja antes de ir de lleno por una serie de besos cortos. También puedes acariciar sus mejillas cuando sostienes su rostro al besarle.
Dile no a los chupetones
Estos son una preferencia muy, pero muy personal. No quieras sorprender a tu pareja bajando por su mandíbula hasta llegar a su cuello y dejarle una marca. Hazlo sólo si te lo piden o te dan permiso, aunque a algunas personas eso les puede excitar, a otras podrían parecerles bastante desagradables.
Controla los tronidos
Ese sonido característico de los besos es difícil, sino es que imposible de evitar, sin embargo, tampoco se trata que armes una orquesta con la boca de tu pareja. No exageres y no creas que por hacer más ruido es mejor tu beso.
Respira
Suena simple, pero más de uno ha creído que la forma apropiada de respirar es… no hacerlo. Respira por tu nariz y también aprende a darte un respiro cuando tú o tu pareja lo necesiten.
No dures horas
Besar no tiene porque implicar una sesión maratónica. No intentes batir ningún récord, ni nada similar. Los besos tienen sus tiempos y con un poco de práctica, ambos sabrán cuándo es momento de parar.
Controla la intensidad
Si acaso no sabes cuándo es momento de parar y parece que tu pareja tampoco, resuelve tu dilema controlando la intensidad del beso. Ya te lo decíamos: el ritmo es clave e imagina que un beso es como una pendiente que debes subir para después bajar. Empieza de forma tranquila, después súbele la intensidad y gradualmente redúcela.