Si ya estás en los treinta o andas rondando el “tercer piso” como algunos dicen, seguro te identificarás con más de uno de estos datos o estadísticas curiosas.
¡Compártelas con tus amigas o amigos de generación, más de una les parecerá divertida!
Según algunas estadísticas, uno de cada 33 hombres y 25 mujeres, son vírgenes aún a los 30.
Hasta hace poco tenías la fuerza de cualquier galán de película, y hoy te encuentras con la vitalidad de un oso en hibernación.
Ahora cualquier desvelada y tragos de más, te tiran en cama y pasas más de un día con la resaca.
Tu Facebook está lleno de: fotos de bebés, bodas, viajes o vidas fitness.
Seguramente tuviste una o más amigas que enloquecieron por los Backstreet Boys.
Alguna vez en tu vida tuviste un tamagotchi que murió por tu culpa.
No había nada más bonito que recibir un sms de tu primer novio (y si no te daba 428 toques al día no te amaba de verdad).
Te sorprenderá y halagará el que te pidan identificación para comprobar tu mayoría de edad.
Y por otro lado, nada deprime más que el hecho de que te llamen “señor” o “señora”.
Cuando tenías 20 los treintañeros eran criaturas mitológicas (de las peores) que se colaban en las discotecas y se mezclaban entre gente joven y guapa. Hoy aquel viejo eres tú.
Quizás estás dejando de tolerar los conciertos que duran más de un día.
Se dice que las personas de treinta buscan con mayor frecuencia relaciones más comprometidas.
Antes podías desayunar sólo un café con un cigarro, ahora no sueltas las pastillas contra la gastritis y procuras desayunar siempre.
Se dice que las personas mayores de treinta años procuran dar caminatas más largas, caminar por caminar.
A los treinta comenzamos a preferir un fin de semana de películas, libros y pijama, que un antro con tacones y vestido.
La mayoría de las y los tíos comienza a preguntarte que para cuándo la boda o los hijos.
Cuando te das de alta en una página web y tienes que insertar tu año de nacimiento tardas media hora en encontrarlo.
Te das cuenta que ya andas en los 30 cuando ves series de T.V. que antes veías, y ahora te identificas más con los padres que con los niños.
A los 30 prefieres comodidad antes que moda, por lo menos en los zapatos para trabajar.
A los veinte podías bañarte bajo lluvia, echarte un clavado a una alberca con agua fría o meterte al mar de noche y seguir la fiesta porque nada pasaba al otro día, ahora te abrigas más que un abuelo o abuela.
Muchas de las conversaciones con nuestras viejas amistades, tienen que ver con recordar las vivencias y suspirar.
A los 30 te das cuenta que muchas personas han pasado por tu vida, que ha desaparecido poco a poco, y que ya ni sabes por qué no se miran.