Científicos en el Reino Unido han modificado una cepa de bacterias para convertirla en pesticidas seguros para las personas y respetuosos con el medio ambiente, según un estudio que publica la revista Nature.
La investigación, desarrollada por la Universidad de Cardiff (Gales), presenta una alternativa natural a los plaguicidas químicos diseñados por el hombre para proteger los cultivos, ante la creciente preocupación por su toxicidad y la amenaza que plantean a los ecosistemas.
Buscan crear biopesticida seguro, eficaz y sostenible
A través de técnicas genómicas, los expertos constataron que la bacteria Burkholderia ambifaria puede tratarse para convertirla en un biopesticida “seguro, eficaz y sostenible“.
El grupo de bacterias Burkholderia ya se usó en el pasado para elaborar pesticidas naturales y proteger cultivos, pero en la década de 1990 se descubrió su relación con enfermedades pulmonares en personas con fibrosis cística (FC), lo que obligó a las autoridades a retirarlos del mercado.
Una nueva vía de investigación en antibióticos
“Llevo muchos años trabajando con la Burkholderia, sobre todo en relación con infecciones pulmonares FC, lo que, a su vez, propició la creación de una nueva vía de investigación en antibióticos“, explica en un comunicado, Eshwar Mahenthiralingam, de la Escuela de Biociencias de la Universidad de Cardiff.
Sus trabajos con colegas de este centro se han centrado desde entonces en “investigar las interacciones“ de las plantas con ese grupo de bacterias, así como el mecanismo por el que Burkholderia les ofrece protección.
Una protección contra el marchitamiento fúngico
“Al secuenciar el ADN genómico de la bacteria, fuimos capaces de identificar el gen antibiótico de la Burkholderi, el Cepacia. Pruebas adicionales demostraron que el Cepacia ofrecía una protección altamente eficaz contra el marchitamiento fúngico, una enfermedad horticultural causada por un hongo“, destaca Mahenthiralingam.
Los expertos también recurrieron a técnicas similares a las usadas para producir vacunas vivas para mejorar la seguridad de la bacteria.
Con información de EFE
Edición: Sergio Méndez