La casa del ciclismo de velocidad, el Velódromo Nacional de la zona 13, se ha convertido en uno de los recintos con mayor trascendencia en nuestro país, desde la década de los años 50.
Pioneros de la especialidad de pista en Latinoamérica, en 1896 el velódromo del Campo de Marte colocó a Guatemala como el primer país de la región en contar con una instalación con medidas para su práctica.
Casi 50 años después de la fundación del primer escenario y con motivo de los VI Juegos Deportivos Centroamericanos y de Caribe de 1950, se construyó el nuevo Velódromo Nacional, conjuntamente con el Estadio Revolución, la Ciudad de los Deportes y el Diamante Minerva en la zona 2.
En ese Velódromo se forjaron las estrellas de la talla de Fernando “el canche” Marroquín, Armando Castillo, Gustavo Adolfo Martínez y Juan José Montoya.
Su reconstrucción
Con el paso de los años, el deterioro de la instalación y las nuevas especificaciones internacionales, autoridades de la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) implementaron el proyecto de reconstrucción.
El antiguo fue demolido y se erigió el nuevo velódromo de 250 metros trazado, que sirvió para albergar los VI Juegos Deportivos Centroamericanos del 2001, bajo el mando del arquitecto Ralf Shuermann.
Además fue homologado por la Unión Ciclística Internacional (UCI), para contar con el aval para la celebración de competencias internacionales.
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En los últimos años, se han realizado cambios en la estructura de concreto y acabados de peralte en las curvas y semiperalte en los planos rectos para que los ciclistas tengan un mejor desenvolvimiento.
Actualmente más de 150 ciclistas de Quetzaltango, Chimaltenango, Huehuetenango, San Marcos, El Quiche, Sololá y de la Asociación de Guatemala tiene acción durante el año con cuatro paradas de pista parte del ranquin local.