Todas pasamos por este proceso, pero lo importante es superarlo y salir adelante. No te aferres al recuerdo, mucho menos a esa persona que te mintió; date la oportunidad de sentir todo lo que te invade, llora lo que necesites, grita fuerte, patea y enójate, pero al terminar, recuerda que te tienes que levantar y abrazarte, cuidarte y continuar siendo feliz. No es el fin, es el comienzo.
1. Stalkeas sin control alguno
Haces hasta lo imposible para saber qué es lo que hay en las redes sociales de las tercera persona involucrada, quizá haya una pista, una señal de lo que pasó y tú no te habías dado cuenta. Observas sus fotos, analizas sus publicaciones y te atormentas: está bien, mereces saber quién es. Sólo, por favor, sólo no te estanques y date cuenta de que ver las redes sociales de esa persona sólo te lastima más de lo que ya estás, anda, deja que sane y continúa con tu vida.
2. Quieres saber todo de la otra persona
Investigas todo lo que te sea posible, quieres saber hasta lo más mínimo de esa persona. Quieres saber por qué te engañaron con ella, qué tiene de especial, qué hace, qué es lo que la hace tan especial… Nada. Realmente no hay nada de lo que te puedas sorprender, sólo es una persona, no tiene cualidades o defectos fuera de lo normal, así que no te angusties más. Esta tortura, al principio puede ser normal que la curiosidad te invada, pero recuerda que es insano y que ahora lo que más importa eres tú.
3. Te comparas
Piensas en qué es lo que tiene ella y que no tengas tú, no puedes seguir pensando en quién fue mejor, por qué te dejó por ella, por qué no mejor se quedó contigo… Es sumamente normal que te compares, está bien, hazlo, pero date cuenta de que no hay nada qué comparar, tú eres perfecta. Cada persona tiene sus virtudes y sus defectos, a ella la caracterizan unas y a ti otras. No te hagas más daño, encuentra un límite y abrázate en lugar en compararte.
4. Te cuesta mucho trabajo volver a confiar
Es un proceso largo, claro, no vas a volver a creer en ninguna persona de la noche a la mañana. Primero necesitas volver a confiar en ti y, con el tiempo, así creer en alguien más. Está bien que te sientas sola y traicionada, está bien que no creas en nadie, pero recuerda que esto sólo es un proceso, y como todo, también acabará. Deja que las cosas fluyan con naturalidad, después de una infidelidad sabrás en dónde volver a creer y en dónde no.
5. Piensas ir a terapia
El paso más importante de que quieras ir a terapia, es aceptar que necesitas ayuda. Este punto es muy opcional y depende de cada persona. Si tú crees que te vendría bien recurrir de ayuda profesional, está bien. Ya diste el paso más complicado que fue decir que estás en problemas y necesitas apoyo. Sánate como mejor quieras, lo importante es que vuelvas a cocerte y tu corazón esté reparado de nuevo.
6. Te sientes culpable
No está mal que sientas culpa, finalmente es una sensación que vas a sentir de primer instante, pero debes saber que no eras la única en la relación. Así que no todo debe caer todo sobre ti, él fue quien tomó la decisión, él fue quien decidió engañarte y al final, tú no lo preferiste. Así que es hora de que trabajes con ese sentimiento y lo eches a la basura porque la que menos tuvo la culpa, fuiste tú.
7. Creer que pudiste haber hecho algo distinto
Sí, cuando terminas una relación y tú no querías que fuera así, piensas en todo lo que pudiste hacer o lo que pudiste evitar para que no sucediera. Pero sucedió. Todo pasó y las cosas siempre tienen una razón de ser… No debías hacer nada, no pudiste evitarlo porque ése no era tu deber, tú diste todo lo que estaba en tus manos y está bien, te entregaste y confiaste, te enamoraste. Hiciste todo, no te preocupes.
8. No culparlo a él y buscar a otros responsables
El amor hace que justifiques lo que hizo, no te permite ver que está mal lo que pasó y que fue él quien lo hizo. Lo que sientes por él te ciega y no te deja culparlo, no te deja ver que no hay otra razón por la que te fue infiel más que su propia decisión. Buscas a otros responsables, a sus amigos, a la persona con quien te engañó, a ti… a todos menos a él. Permítete limpiarte y sanar, después de esto, podrás ver todo con más claridad.
9. Piensas en lo que hiciste mal
Te atormentas pesando en la pelea de aquella noche que seguro fue la culpable por la que te fue infiel, o no, mejor fue porque no te arreglaste lo suficiente en esa cena con sus jefes; no, quizá fue aquel día que no quisiste escucharlo porque estabas estresada por el trabajo… en realidad no podrás saberlo y no hay marcha atrás. Una relación es de dos, así que también piensa en lo que él hizo mal.