Varios caños blancos están incrustados en la ladera de una montaña empapada por la lluvia de los últimos días. De ellos sale agua limpia. Esta es una de las maneras como los desesperados puertorriqueños se las arreglan para sobrevivir al embate del huracán María.
La tormenta atacó Puerto Rico hace diez días, pero su estela de destrucción persiste y empeora. La ayuda de las autoridades ha llegado parcialmente a la capital San Juan, pero en el interior los habitantes lidian con una cotidianidad apocalíptica. Abandonados, piden auxilio y se encomiendan a Dios.
No hay ninguna necesidad básica cubierta: agua, comida, medicinas, gasolina, electricidad ni telecomunicaciones.
En la municipalidad de Comerío, en el centro de este territorio estadounidense, nadie ha visto ninguna ayuda del gobierno de Puerto Rico ni del gobierno federal, en Washington.
Sólo hay que preguntarle a Subjehily López, una mujer de 34 años que detuvo su camioneta al borde de una carretera para, junto a sus cinco hijos, llenar decenas de botellas plásticas con el agua que sale de estos caños clavados en la montaña como agujas.
“Pasamos por aquí y vimos esto”, dice a la AFP, señalando los tubos. “Es agua de manantial, es agua buena”.
No obstante, el presidente Donald Trump asegura que está atendiendo a la isla de 3,4 millones de habitantes y se defiende de las críticas que lo acusan de haber demorado demasiado la respuesta.
Elisa González se ríe. “Todo es blablablá y no están haciendo nada. Ninguna ayuda. Nada, ni de (la agencia de gestión de emergencias) FEMA, ni del gobierno federal, ni de nada”, dice esta mujer de 49 años que perdió su casa en Comerío por la tormenta.
Desde ese día vive en su automóvil porque los refugios, repletos, no la reciben. No tiene qué comer ni beber. Y aún así mantiene su buen humor: “Soy ama de casa. Bueno, ¡ahora soy ama de carro!”, bromea.
Aún así, recién ese día Trump suspendió -por 10 días- una ley de los años 1920 que impide a Puerto Rico recibir embarcaciones que no sean estadounidenses.
El presidente visitará la isla el martes próximo para tener una idea del descomunal esfuerzo de recuperación que necesita Puerto Rico.
Fuente: AFP